En tiempos de la Roma antigua los varones romanos daban testimonio (equivalente a nuestra palabra de honor), o prestaban juramento para acreditar que estaban diciendo la verdad.
Pero a diferencia de lo que sucede actualmente (que se jura o promete ante la Biblia o ante la Carta Magna, según las creencias personales), por aquel entonces los hombres juraban poniendo la mano... sobre sus testículos.
Lo que no he conseguido averiguar es cómo lo hacían las mujeres.
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