Esta mañana he visto a uno de los especialistas médicos que están intentando averiguar qué me esta pasando desde hace tres meses y que aparte de llenarme de dolores por todo el cuerpo me está invalidando e incluso con grave peligro de quedarme ciega. No tiene que ver con la diabetes. Son otras cosas que han surgido de repente y que se desconocen de momento los orígenes. De ahí estar buscando a toda velocidad para que los daños sean los menos posibles. Creo que con lo poco ya dicho se nota la gravedad de lo que ocurre a pesar de que no quiero entrar en detalles, porque tampoco es mucho lo que se conoce. Todo el cuerpo está afectado.
Por eso mismo y mucho más que de momento no puedo decir porque incluso los médicos desconocen (y por qué no decirlo también: por que me cuesta mucho escribir), sirva este de momento último escrito mío para despedirme por tiempo indefinido.
No sé si podré volver ni cuándo, porque ahora mismo el simple hecho de escribir ya supone un tormento lleno de dolor por todas partes. Pero no quería irme con el silencio si podía evitarlo de alguna forma.
Quería dar las gracias a quienes durante años han ido asomando por aquí de vez en cuando, incluso dejando su huella en algunas ocasiones.
A quienes sin dejarse ver, han asomado con su silencio y me han leído también durante años.
A algunos que casi han pasado de largo y por casualidad, olvidando al instante que lo habían hecho.
A quienes al final se han hecho amigos y amigas de esta casa y de mi, porque la virtualidad también es un grado. Incluso a quienes en algún momento se distanciaron y olvidaron el camino (yo también él suyo).
Y sobre todo a quienes algún día, en algún lugar, formaron parte de mi vida real y de mis sentimientos aunque la vida nos haya llevado por incomprensión sin demasiado sentido, olvidando lo que nos llevó a unirnos y enardeciendo lo que al final nos separó. Luego las lágrimas de lo que no se hizo no sirven ya de nada.
Pero sobre todo a quienes están ahora, cuando más falta hacen en el infierno que estoy viviendo físicamente. Es todo un regalo tenerles.
Ya no me quedan fuerzas ni físicas ni morales para nada, y no es cuestión de rendirse o tirar la toalla. Es que mi cuerpo se ha rebelado contra no sé qué y parece haberse cansado de vivir. Los médicos están tratando a toda prisa por saber qué pasa y sobre todo por qué. Aún me quedan pruebas de las llamadas "gordas" por pasar y prácticamente de ellas dependerá todo, pero mientras tanto hay que esperar, tomando más de 30 pastillas diarias para poder mantenerme en pie... sin contar las inyecciones. Es grave por si a alguien le interesa.
Por eso, porque cualquier día, en cualquier momento, puedo no poder escribir más, he querido despedirme aquí y ahora, no sé por cuanto tiempo. Si puedo volveré, pero no hay ninguna garantía de poder hacerlo ahora. Escribir hasta aquí me está costando un triunfo.
He dejado libres los comentarios para que incluso los anónimos puedan escribir si así lo desean, y porque no sé si quiera si podré moderarlos. Espero que no se llenen de basura virtual.
Si no vuelvo sabréis que la vida me lo ha impedido.
Chesana
Martes 28 de junio del 2022