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María Domínguez Martínez

María Dominguez Martínez nació en Paterna del Campo (Huelva, España) en 1926. 


Muy jovencita entra a trabajar como criada en casa de un teniente coronel, casado, con una esposa de salud delicada a la que María tenía como encargo cuidar. No tardó mucho tiempo el militar en seducirla. 


Se cuenta que fue tan embaucada que pronto pensó que la enferma era un estorbo para su relación, así que empezó a darle leche muy azucarada... con arsénico.


Después del funeral de la esposa y a raíz de algunos comentarios hechos por la nuera de su amante, decidió que también tenía que morir... al fin y al cabo su primer asesinato le había salido bien. Lo que no pensó es que después de ese segundo crimen -que efectuó- y que en realidad fue doble puesto que la víctima estaba embarazada, levantaría sospechas: se procedió a la exhumación y posterior autopsia de los cuerpos; todos dieron como resultado arsénico como fuente de las muertes. 


Juzgada, fue condenada por los tres asesinatos a morir por garrote vil, lo que sucedió el 23 de mayo de 1949. Tenía 23 años. 


El verdugo fue Bernardo Sánchez Bascuñana quien al verla la reconoció porque la joven era prima de su esposa; por ello pidió y le fue concedido que la ajusticiada llevara capucha negra. 


El 23 de mayo de 1949, a las seis de la mañana, María fue llevada, mientras gritando culpaba al teniente coronel por haberla seducido. Esa última visión trastornó de tal forma al verdugo que, habiendo llegado ya "subido" de alcohol (algo habitual para que no se echaran atrás), le dieron más de beber con lo que terminó borracho. Era la primera persona que Bernardo ajustició. 



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Hildegart Rodríguez Carballeira

Hildegart Rodríguez Carballeira nació en Madrid (España) el 9 de diciembre de 1914. Hildegart fue un portento: a los tres años ya sabía escribir y a los ocho hablaba con corrección seis idiomas (francés, inglés, latín, alemán, portugués e italiano). A los 17 años había terminado la carrera de Derecho y había comenzado la de Medicina.

Su madre llamada Aurora Rodríguez Carballeira la tuvo de soltera con un hombre al que había elegido cuidadosamente para tener así a alguien que cambiara la historia y asombrara al mundo.

No es broma lo que cuento: Aurora quiso tener un hijo con una inteligencia superior al resto de los mortales y para ello, según su proyecto, necesitaba como padre de la criatura a un hombre anónimo que fuera al igual que ella un superdotado. Así concibió a su hija, a la que puso los nombres de Hildegart Leocadia Georgina Hermenegilda María del Pilar Rodríguez Carballeira. Su primer nombre (Hildegart) y por el que pasó a la historia de esa España oscura de crímenes absurdos, significa, en alemán "jardín de sabiduría".

La madre había nacido el 23 de abril de 1879 en Ferrol (Galicia, España). Su padre era abogado por lo que no es difícil deducir que pertenecían a una acomodada familia. En 1913 (ella tenía 23 años) apareció un anuncio en un periódico local en el que Aurora buscaba a un hombre joven y sano, con coeficiente intelectual superior a la media nacional, "simplemente para procrear". Fueron muchos los voluntarios que aparecieron y Aurora eligió a uno: un cura castrense.

Hasta los quince años de Hildegart su madre no dejó que nadie la tocara ni prácticamente le hablara dándole algún tipo de muestra de cariño. Ella nunca le dio un beso según los más allegados. Cuando tenía 14 años su madre la inscribió en las Juventudes del Partido Socialista Obrero Español (PSOE); para aquel entonces Hildegart ya se había leído casi todos los libros que existían de filosofía, de sexo (quería que no cayera en esa tentación) y sobre política. Estaban ya claras sus ambiciones para con la hija.

Con 17 años Hildegart ya era conocida por sus conferencias sobre la sexualidad en la mujer, las ataduras a que era sometida en el ámbito familiar y el feminismo. En las más altas instancias del pensamiento se le admiraba o aborrecía sin que hubiera término medio; su locuacidad, mente privilegiada y contundencia hacía que muchos olvidaran su edad.

Y entre todos los que se acercan a admirar a la joven que proclama sin miedo alguno su ansia libertaria aparece un joven teniente de alcalde, Abel Velilla, quien encandila a la joven. La madre se da cuenta que su hija está cambiando sobre todo porque pasa de ser una jovencita rechoncha y siempre vestida de negro (era el "uniforme" de ambas) a maquillarse, no querer comer para adelgazar, y a contravenir las órdenes de su progenitora. Hildegart tiene apenas 18 años y las discusiones entre madre e hija se hacen insostenibles.

El 9 de junio de 1933, en Madrid, Aurora le dio cuatro tiros a su hija mientras ésta dormía: tres en la cabeza y uno en el corazón; el día antes había subido a la azotea del edificio a disparar la pistola, para comprobar que funcionaba bien (varios vecinos escucharon el tiro aunque en ese momento no supieron quién lo había realizado). Cuando en el juicio (mayo de 1934) se le preguntó por qué lo había hecho contestó con toda frialdad: "Si un arquitecto se da cuenta de que el edificio que construyó va a hundirse, antes lo vuela. Así hice yo con mi hija". Aurora vio que Hildegart rompía y se rebelaba contra la planificación que ella había hecho incluso antes que naciera... y sencillamente optó por destruir su proyecto. Uno de los cuatro forenses que hicieron la autopsia a Hildegart y que confirmó que la chica dormía, fue el psiquiatra Antonio Vallejo-Nájera.

Hildegart dejó escritos 13 libros. Vivió 19 años.

Aurora fue condenada a 26 años ocho meses y un día de prisión. Allí consiguió, según consta en un documento psiquiátrico de valoración de su estado mental y emocional, que sus compañeras le aplicaran el tratamiento de "doña", no por ser mayor su procedencia si no por su elevada cultura (según ella misma explicaba). Su agresividad se va acrecentando con el tiempo, profiriendo insultos y bofetadas al menor descuido de presas y celadoras; incluso el director de la prisión es víctima de sus improperios. Se considera razón de una conspiración, siendo también frecuente escuchar cómo va a terminar con la vida de tal o cual político, filósofo o médico.

A los dos años desapareció creyéndose que había muerto en la guerra civil española, pero en 1977 se encontró su historial médico y se supo que en realidad fue trasladada al Psiquiátrico de Ciempozuelos, en Madrid. Allí murió el 28 de diciembre de 1955 de cáncer. Tenía 76 años.




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Canalejas y Pardiñas

José Canalejas Méndez nació el 31 de julio de 1854 en Ferrol (Galicia, España).

Fue un político renombrado que llegó a ser Presidente del Gobierno de España. Como ministro pasó por varias carteras: Fomento, Gracia y Justicia, Agricultura, Industria, Comercio y Obras Públicas, Hacienda... llegando incluso a ser Presidente de los Diputados. Pertenecía al Partido Liberal.

El 12 de noviembre de 1912, contando Canalejas con 58 años y mientras miraba los libros colocados en un escaparate de la librería San Martín, en la céntrica Puerta del Sol de Madrid, apareció por detrás el anarquista Manuel Pardiñas Serrano.

Manuel Pardiñas había nacido en El Grado (Huesca, España) el 1 de enero de 1886. Era un hombre que decía ser pintor aunque no parecía ejercer ninguna profesión. Con antecedentes penales era seguido por la policía ya que se temía un atentado contra el rey Alfonso XIII y/o contra el Presidente del Gobierno, por aquel entonces Canalejas... pero en Francia y cuando volvía de una reunión entre anarquistas, consiguió burlar la vigilancia policial y entró en territorio español.

Manuel Pardiñas se puso detrás de Canalejas quien seguía mirando los libros. Le disparó tres veces a la cabeza. Eran las 11:25 de la mañana. El Presidente cayó al suelo, muerto. El asesino quiso huir pero el policía que había permanecido algo más atrás de Canalejas le asestó un golpe en la cabeza con su bastón. Todo ocurría en segundos. El ordenanza de "La Filarmónica" se lanzó a retener al hombre que había disparado; la gente comenzó a agolparse impidiendo la huida. Pardiñas temiendo su linchamiento se disparó dos veces en la cabeza.

Se llevaron a Canalejas pero nada se pudo hacer por él; Pardiñas llegó agonizante al hospital pero murió horas después; tenía 32 años.

Nunca se supo quién estaba detrás del asesinato de Canalejas, aunque sí se llegó a desentrañar que había habido reuniones clandestinas fuera de España y que Pardiñas se había ofrecido voluntario para el crimen.
"Yo ya sé que estoy condenado a muerte, pues tengo informes seguros de que dos anarquistas están juramentados para matarnos al General Echagüe y a mí. Sé también que el anarquista a quien ha tocado en suerte fue expulsado de Buenos Aires, que estuvo luego en París y Valencia y finalmente en Burdeos y que después se ha perdido su pista".
La frase anterior la dijo el propio Canalejas días antes de su asesinato al marqués de Portago mientras celebraban una comida. Muchos comensales escucharon ese día al Presidente del Gobierno.




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El asesino del algodón

La policía alemana estaba en jaque. Se habían producido siete crímenes y todo indicaba que habían sido cometidos por la misma persona: una mujer. El ADN confirmaba ese hecho, pero los investigadores carecían de más pistas. La Interpol entró en juego, y la asesina fue buscada por toda Europa ya que los restos y los asesinatos, cometidos en distintos países, indicaban que la criminal viajaba mucho... algo que nadie conseguía entender.

Fueron recogidas más de ochocientas muestras entre balas, restos, pisadas e incluso saliva. Seis países europeos estaban involucrados.

Durante dos años no se consiguió avanzar en la investigación. Finalmente la Interpol lograron pistas y datos que llevaron a la conclusión del misterio de los siete asesinatos. Y publicaron un comunicado oficial.

Los bastoncillos de algodón que la policía europea utilizaba para recoger muestras en el lugar del crimen, estaban contaminados... desde el origen... desde donde se fabricaban. Las empleadas del lugar donde se fabricaban no utilizaban guantes para la esterilización... y todas las trabajadoras eran mujeres.

Nunca se cogió al verdadero asesino. Los crímenes cesaron.


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