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El Centén de Segovia

En el año 1609 reinaba en España Felipe IV que también lo era de Portugal. 

Por aquella época había una norma por la que todos los pobladores de Segovia (España) tenían que pagar un extraño impuesto: entregar sus joyas como regalo al inglés Príncipe de Gales. Ello se debía a una costumbre por la que como muestra de agradecimiento y cortesía, se entrega oro a todas las monarquías extranjera. 

Con todo lo que se recogió en aquel 1609 se fabricaron siete monedas de oro, de diez centímetros de diámetro, que se llamaron Centén

De esas siete monedas se conservan actualmente dos: una se halla en la Casa de la Moneda de Madrid (España); la otra está en la Biblioteca Nacional de París (Francia). No hay noticias de dónde están las cinco restantes. 

Hay otros "centenes" fechados en 1633. 



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Cuándo nació el Día de Navidad?

El 25 de diciembre es el día de Navidad. La fecha fue instaurada por el Papa Liberio en el año 354 d.C.

Pero antes de ese 25 de diciembre citado en el párrafo anterior, también se celebraba la Navidad pero como una fiesta pagana de adoración al Sol.

San Agustín exhortaba a sus fieles pidiéndoles que no celebraran la natividad como lo hacían los invocadores al Sol, si no en conmemoración del nacimiento de Jesucristo.

Según estudios realizados en varios tiempos, se ha delimitado que Jesús de Nazaret no pudo haber nacido en la fecha indicada del 25 de diciembre (más concretamente en la madrugada del 24), puesto que según la propia Biblia los pastores dejaban sus rebaños en el campo, durmiendo por tanto con ellos. El invierno en la zona limítrofe a Belén es sumamente crudo, y por lo tanto no tiene mucha lógica la exposición a los fríos intensos de la noche. Y siguiendo con la Biblia, los romanos que entonces eran dueños de Jerusalén, habían ordenado un empadronamiento, por lo que resulta impensable que, recordando el invierno judío del que acabo de hablar, se hubiera convocado el mismo con las dificultades que sin duda habría creado andar por esos caminos.

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El secreto de la Cibeles y el Banco de España

La fuente de la Cibeles (diosa de la Tierra) se halla enclavada en el centro de Madrid (España). De la estatua y adyacentes (los leones) salen constantemente chorros de agua que embellecen el conjunto. 

Pero esta fuente tiene un secreto. A 35 metros existe una caja fuerte de 1.500 metros cuadrados con un tesoro guardado: más de cinco mil lingotes de oro y más de medio millón de monedas también de oro. Es la cámara acorazada del Banco de España. 

Posiblemente alguien se esté preguntando qué conexión, aparte de lo ya citado, tienen la fuente de la Cibeles con dicho Banco de España. Y la tiene. 

Si algún día uno o varios amigos de lo ajeno decidieran llevarse el contenido de esa inmensa caja fuerte... la Cibeles dejaría de lanzar agua por sus surtidores, y ésto que podría parecer una simple casualidad no lo es: una de las defensas antirrobo que tiene dicha cámara acorazada es la de inundarse en caso de apertura ilícita de la puerta de los sótanos con agua del canal de Oropesa. 

A partir de ahora y sabido el secreto de la Cibeles de Madrid, cada vez que alguien la mire, lo hará sabiendo que no es una simple fuente... si no también parte de la riqueza en oro de los españoles. 




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Cristóbal Colón ¿hijo de Inocencio VIII?

Inocencio VIII fue Papa de la iglesia católica del año 1484 hasta el verano de 1492, pero... su mausoleo tiene otra fecha: 1493. No tendría más valor que un simple error de quien talló la piedra si no fuera porque también en su lápida hay otra inscripción "Suya es la gloria del descubrimiento del Nuevo Mundo

Las dos inscripciones contradicen la creencia de que murió en 1492, y si además a ello juntamos que los dos hombres eran de Génova (Italia), posiblemente y echando mano de una teoría no confirmada, habría que pensar que algo de verdad en cuanto a que había un parentesco entre ellos roza la verosimilitud.

Además de todo lo anterior Inocencio nació en Génova... y fue también marino antes de inclinarse por los hábitos. Y durante sus andanzas, tuvo dos hijos reconocidos (Francisco y Teodorina)... aunque no se sabe si pudo haber alguno más.

Ya en la época del descubrimiento de América por Cristóbal Colón se llegó a hablar de que en realidad eran padre e hijo ilegitímo, sobre todo debido al gran parecido físico existente entre ambos. Hoy día y si observamos las pinturas que existen de Inocencio VIII y de Colón sorprende esa similitud en los rostros.

Si esa teoría fuese cierta entonces sí tendrían sentido las inscripciones de la tumba del Papa al igual que también el cómo llegó a España y fue presentado a los Reyes Católicos (seguramente por carta credencial del pontífice), y por qué Colón nunca quiso hablar de sus orígenes familiares.

La historia siempre sorprende.




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Causa de la muerte...

Es curioso -por no emplear otra definición- lo que consta en los Certificados de Defunción cuando el fallecido lo es por muerte violenta durante la guerra civil española (1936-1939), o durante la posguerra (1940 hasta aproximadamente 1959). 

Y digo que resulta chocante porque generalmente uno se muere de infarto, de cáncer, de un accidente... pero no constando como "por la pasada guerra de liberación", "por la lucha nacional contra el marxismo" o "asesinado por los rojos". Ésto naturalmente en cuanto a los muertos "nacionales". Porque los "rojos" se morían de otras cosas... y si alguien lo duda, que siga leyendo. Con dos ejemplos bastará. 

En la defunción, por ejemplo, del poeta Federico García Lorca consta como motivo de su muerte (recordemos que fue "paseado" primero y fusilado después) "fallecido a consecuencia de heridas producidas por hecho de guerra"  (¿en qué batalla estaba Lorca?). 

En la de Miguel Hernández figura "fimia pulmonar" cuando la causa real fue el frío, la humedad y el hambre, que le provocaron una tuberculosis en las diversas prisiones en las que estuvo.  


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La adulteración de los alimentos

La adulteración en los alimentos no es un invento moderno. Ya en la antigüedad se producían casos que repercutían incluso en la salud. 

Los obreros que trabajaban en los molinos españoles sustituían más veces de las que seguramente hubieran reconocido, los granos de trigo por una mezcla de polvos compuestos de cartílagos de sepia y de calamares secos. La picaresca española.

Hablamos del siglo XV (15). 

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Luis I de Borbón

Hijo de Felipe V, rey de España y María Luisa de Saboya. Nació el 25 de agosto de 1707 en Madrid (España).

Se casó con Luisa Isabel de Orleáns, quinta hija del duque de Orleáns y de María Francisca de Borbón (ésta última hija legitimada de Luis XIV y de madame de Montespan). Luisa Isabel había nacido en 1709.

Cuando se casaron (21 de enero 1722); él tenía 14 años, ella 12.

Felipe V abdicó en favor de su hijo Luis el 10 de enero de 1724, pero el 16 de agosto de ese mismo año el recién nombrado rey enfermó de viruela, falleciendo el 31 de agosto. Tenía 17 años.

Su mujer, la reina Luisa Isabel murió en 1742 cuando contaba 32 años, de un coma diabético.

No tuvieron descendencia.


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Ya le vale a San Agustín

San Agustín en el siglo V (5) decía sobre el limbo: 

Los niños sin bautizar van al infierno. 

Y yo en mi supina ignorancia me pregunto que por qué un crío pequeño tenía que pagar "los pecados" de los padres. ¿Dónde estaba la misericordia?. 

Recordemos que hasta el siglo XIII (13) no se cambió esa definición por la de que iban a un lugar intermedio, solamente para ellos tal y como entendemos hoy. 


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Primero quitaron el limbo y después el purgatorio.

La Real Academia de la Lengua Española, guía para quienes hablamos el español, últimamente va un poco en marcha "veleta": según giran algunos deseos. Y digo eso porque elimina palabras y conceptos según modismos, y añade otras y otros en un intento, casi bochornoso, de agradar a quienes ni siquiera conocen el idioma, hablando una especie de jerga que ni ellos entienden.

Pues de lo mismo parece haberse contagiado la iglesia católica. Primero quitaron el limbo que todos conocíamos era un lugar donde iban los inocentes, los niños (fetos) que aún no habían nacido y por tanto no habían tenido el tiempo suficiente de recibir el bautismo. Surgió de un intento de considerar a los nonatos como criaturas con entidad propia y considerar abominable el aborto, fueran cuales fuesen los motivos para esa interrupción. Y como todo concepto forzado, el invento igual que surgió, fue igualmente eliminado.

Actualmente hay otro lugar que tampoco existe: el purgatorio; un lugar al que se iba a pagar los pecados cometidos, de los que aunque había habido arrepentimiento en el último momento de vida, no se había recibido el sacramento de la confesión y con ella el perdón del cielo. Es decir: el que uno reconociera malos actos no era suficiente si no se había logrado el "certificado" pertinente de forma más o menos pública.

El purgatorio era parecido al infierno: con llamas y sufrimiento... pero con menos intensidad y por tanto menos dolor también. Allí se estaba en plan "condena" el tiempo estipulado por no se sabe quién. Después ya se iba al cielo.

Pues bien, la abolición del purgatorio fue fruto del papa Benedicto XVI. Y en estos días y en una entrevista periodística el también papa Francisco I ha dicho que el infierno tampoco existe.

Lo que ocurre es que al quitar el infierno surge un problema que al parecer aún no se ha solventado. Si un asesino -por ejemplo- con un montón de víctimas, muere arrepentido pero no con el beneplácito de la confesión hecha... antes iba al purgatorio a penar, pero ahora no, ahora va directo al cielo. Es decir... le vale el arrepentimiento personal de última hora. Eso está muy bien pero claro... va al cielo igual que una buena persona que no ha hecho nunca mal a nadie. ¿Es eso justo?. Que cada cual saque sus conclusiones, pero si los malos no pagan ni aquí ni allá... 


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Alfonso XII rey de España

Alfonso XII (Alfonso Francisco de Asís Fernando Pío Juan María de la Concepción Gregorio Pelayo de Borbón y Borbón) nació en Madrid (España) el 28 de noviembre de 1857, falleciendo el 25 de noviembre de 1885, a la edad de 27 años, víctima de la tuberculosis.

Hijo de la reina Isabel II y del príncipe consorte Francisco de Asis de Borbón, aunque siempre hubo rumores de que su padre era realmente un capitán muy cercano a la reina. No hay que olvidar que Isabel II era conocida por sus numerosos amantes y que la rumorología popular hablaba del pronunciado amaneramiento de su esposo... y de que ninguno de los doce hijos que tuvo la reina era de su esposo...

Alfonso XII tuvo cuatro hermanas: la mayor Isabel (1851-1931) y las menores que él María del Pilar (1861-1879), María de la Paz (1862-1946) y María Eulalia (1864-1958).

Un pequeño inciso con Isabel de Borbón, hija de Isabel II y hermana por tanto de Alfonso XII. Al morir la reina María de las Mercedes, primera esposa del monarca, sin herederos (realmente no les dio tiempo, aunque sí para concebirlos puesto que la esposa tuvo un aborto), fue nombrada "Princesa de Asturias" Isabel, apodada "La Chata", título que conservó hasta el nacimiento de María de las Mercedes, primogénita del segundo casamiento de su hermano.

Alfonso XII contrajo matrimonio dos veces: la primera con su prima María de las Mercedes de Orleáns y Borbón el 23 de enero de 1878 (ella murió de tifus en julio de ese mismo año a la edad de 18 años). 

Mucho se ha idealizado sobre el rey y María de las Mercedes, incluso en el cine, sobre ese amor idílico y eterno. Veremos que no fue tan así.

El segundo matrimonio fue con María Cristina de Habsburgo-Lorena el 29 de noviembre de 1879, una princesa austriaca, quien le sobrevivió muriendo a los 71 años (1929).

Con María Cristina y contrariamente al pensamiento popular, tuvo tres hijos: María de las Mercedes (1880-1904, murió con 24 años en el parto de su tercer hijo), María Teresa (1882-1912, murió con 30 años a consecuencia de su cuarto parto), y el futuro Alfonso XIII (1886-1941, quien murió con 55 años) que nació después de fallecer su padre. Por cierto que su progenitor quería que se llamara Fernando pero su madre finalmente se inclinó por el de Alfonso. De ese hijo póstumo, Alfonso XIII, hay mucho que contar y no solamente de su vida si no también sobre su nacimiento ya que parece que el último hijo que tuvo Alfonso XII fue... una niña, tercera de él pero no de la reina... lo dicho: para otro capítulo.

Sinceramente, y es una opinión personal, creo que la reina María Cristina merecería capítulo aparte, puesto que no teniendo absolutamente nada fácil... supo comportarse, en una época muy complicada y siendo además extranjera y con el pueblo hostil, con total mesura y dignidad.

En 1872 y en un viaje a Viena (Austria) el joven futuro rey conoce a una contralto de ópera que estaba realizando una gira: Elena Sanz (Elena Armanda Sanz Martínez de Arizala). El monarca fue coronado en 1875.

Elena había nacido en Castellón (España) el 15 de diciembre de 1849 (ocho años más que Alfonso XII). Realizó estudios musicales en Madrid y debutó en 1868 con "El trovador". A partir de entonces su nombre se hizo habitual en los grandes conciertos operísticos, cantando frecuentemente con el tenor español Julián Gayarre.

En 1878, contando con veintinueve años y alegando "motivos personales" se retira de la escena. Murió el 24 de diciembre de 1898 sin volver nunca a cantar en público. No existe ninguna grabación sonora de su voz, pero sí múltiples críticas escritas, elogiosas todas incluso internacionalmente.

La relación de Elena y Alfonso era conocida por todos, incluída la reina madre Isabel II, quien no se llevaba bien con la reina María Cristina. La pareja tuvo dos hijos: Alfonso Sanz Martínez de Arizala, nacido el 28 de enero de 1880 (el mismo año que la primogénita real y durante un tiempo Princesa de Asturias, María de las Mercedes) y Fernando Sanz Martínez de Arizala nacido el 25 de febrero de 1881.

A la muerte de Alfonso XII Elena Sanz, que había tenido que salir de España por orden de Isabel II, tuvo que renunciar, para sí y sus hijos, a cualquier derecho dinástico que pudiera reclamar en el futuro ya que las cinco mil pesetas mensuales que recibía para su sustento y el de los niños, le fue retirado por María Cristina, ya viuda. Dicha renuncia fue a cambio de una nueva cantidad mensual que fue ingresándose en una entidad bancaria francesa. A la muerte de Elena (1898) no se encontró ni un céntimo en ese supuesto depósito bancario, por lo que se ha llegado a dudar de que nunca llegara dinero alguno a esa cuenta.

Alfonso Sanz Martínez de Arizala pleiteó en 1907 reclamando se le reconociera como hijo de Alfonso XII. Perdió. Se casó en 1921 con Guadalupe de Limantour (quien falleció en 1977), hija de un millonario mejicano, y su trato con la monarquía fue nulo. Tuvieron dos hijas: Elena (1922-1979) y María Luisa Sanz de Limantour (1925). Murió en 1970 a los 90 años.

Fernando Sanz Martínez de Arizala el segundo hijo bastardo del rey, nunca se casó. Murió en 1924 a los 43 años. Impresiona el parecido con los Borbones en sus fotografías. 

Elena Sanz de Limantour (supuesta nieta de Alfonso XII) contrajo matrimonio en 1949 con un banquero norteamericano llamado Roger Borg. Tuvieron dos hijos: Bruce (1953) y Warren (1957).

María Luisa Sanz de Limantour (supuesta nieta de Alfonso XII) se casó en 1944 con el diplomático Alberto Witting, con quien tuvo cinco hijos: Priscilla (1944), Patricia (1945), Leslie (1954), Jennifer (1956) y Jaime (1958).

Pero volvamos a retomar un poco la historia reposando el paso. En tiempos en que el noviazgo de Alfonso XII estaba en su apogeo, ya conocía y tenía amores con Elena Sanz. Cuando la desgracia de María de las Mercedes ocurre (su muerte) y el rey contrae nuevo matrimonio con María Cristina, la relación con Elena continúa de forma estable y continuada... pero el joven monarca tiene más amantes. Al parecer a una de ellas consiguió introducirla en el mismo palacio como parte de su servicio doméstico personal, y existe una carta de Isabel II donde la menciona como "N" (con sólo la inicial). 

Por otra parte y ya en sus últimos años Alfonso XII tuvo un tórrido romance con la cantante Adela Borghi quien se volvió ambiciosa y finalmente se vio "puesta" en la frontera española. Hubo más, pero la discreción de unos y el silencio de otros las han relegado al olvido a todas.

Como dato y ya para finalizar, una anécdota curiosa: mientras el rey moría su esposa la reina María Cristina permanecía aparentemente impasible en su palco del Teatro Real de Madrid. El entonces Presidente del Consejo (Cánovas del Castillo) le había aconsejado que nadie debía enterarse de la gravedad del monarca y no había por tanto que alarmar a la población, por lo que había que aparentar calma. En ese día la reina tenía previsto de antemano asistir al mencionado Teatro Real. De pronto y con toda discreción se le hace llegar una nota: el estado del joven monarca se ha agravado; la embarazada María Cristina se dirige a toda prisa hacia el Real Sitio: el rey ya ha muerto.

Existe una versión que tiene igualmente signos de verosimilitud por la que la reina María Cristina sí llegó a tiempo (el rey agonizaba pero no había muerto) y se encontró con que en las puertas del dormitorio real estaban la reina madre Isabel II y el Presidente Cánovas, el cual impedía a Isabel el acceso, lo que hizo también a María Cristina. Total que las dos mujeres no pudieron entrar... Según lo que contaban los mentideros en los pasillos de palacio, y por orden del propio rey moribundo, quien estuvo con él esos últimos momentos fue Adela Almerich (Adela Lucía Eduarda de la Santísima Trinidad Almerich Cardet 1854-1920)... supuesta madre biológica del futuro Alfonso XIII. Hablaré de ella en otro artículo, al igual que del resto de amantes del rey. 

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El sultán y el harén

El harén era (y aún sigue siendo) un grupo de mujeres que tenía el sultán para su uso y disfrute.

Se dividían en dos grupos: las cariyeles o sirvientas y las gedikiler o privilegiadas. Realmente las que componían el harén eran las gedikiler, ya que las cariyeles servían a las primeras, aunque bien es cierto que podían llegar a "graduarse" (por decirlo de alguna manera).

Las cariyeles no tenían ningún contacto con el sultán, salvo que éste se fijara en alguna de ellas, llamándola. Si ésto sucedía, la elegida era llevada a un aposento donde se la engalanaba y quedaba a la espera de la aparición de su señor; si el encuentro (naturalmente sexual) era del agrado del dueño, la mujer pasaba a formar parte de las "oficiales" gedikiler.

Había una "valide sultán" que era una especie de gobernanta, a cuyo cargo estaba el harén. Generalmente el cargo caía en manos de la madre (del sultán), a quien naturalmente las esclavas, tanto las oficiales como las pretendientas, guardaban pleitesía absoluta, ya que si alguna de ellas tenía cualquier tipo de enfrentamiento con la "valide", lo tenía todo perdido.

El harén habitaba una zona del palacio alejada del resto de los aposentos. Dentro de esa zona estaban los "kafes", unos espacios donde se encerraban a los hijos de las concubinas, generalmente de por vida para que en el futuro y cuando llegaban a la edad adulta, no tuviesen ninguna opción de conspirar para conseguir el poder. Casi siempre morían sin haber salido nunca de los "kafes".

Y por último mencionar que el harén era custodiado para que ningún otro hombre accediese a él. Estos guardianes, incondicionales a la figura del sultán, eran los eunucos: hombres a los que se les había practicado la mutilación de los órganos masculinos, para que pudieran realizar la labor de custodia sin que pudieran tener ningún tipo de atracción física. Muchos de estos eunucos morían después de la castración, debido a las infecciones que la misma producía a posteriori; quienes conseguían sobrevivir y para que la herida no se cerrara del todo (algo que era muerte segura), solían llevar introducida una barra de plomo, que se quitaban en el momento de miccionar.



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Cumpleaños de Isabel II de España

Melchor Ordóñez y Viana (1811-1860) era ministro de Gobernación de la reina Isabel II de España, de quien se acercaba la fecha del cumpleaños. Estamos en 1852.

Ordóñez decidió unir el festejo con la inauguración del Hospital Nuestra Señora del Carmen, algo que satisfizo mucho a la reina cuando se le comunicó.

El problema surgió cuando se comprobó que el citado hospital era tan sólo un proyecto.

El ministro, sabiendo que estaba en juego su cargo y prestigio, y contando con que Isabel II no conocía el lugar, optó por utilizar el local del Asilo de Niños Desamparados, en Madrid, para lo cual ordenó limpiarlo a conciencia, pintarlo y colocar camas y sillas nuevas.

La soberana salió muy complacida de la visita y el ministro obtuvo un notable éxito político.

 


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Carmen Dorado Ortiz

El nombre de Carmen Dorado Ortiz posiblemente no diga nada a una inmensa mayoría de españoles, pero el añadir que fue la primera persona que presentó una denuncia contra el Estado español en el Tribunal de Estrasburgo (Tribunal Europeo de los Derechos Humanos), de alguna luz sobre una mujer que buscó justicia hasta el final de su vida. Carmen falleció el 27 de agosto del 2010.

Hija de Luis Dorado Luque (1898-1936) y Josefa Ortiz Lara. El primero fue fusilado en Córdoba por las tropas de Franco en la noche del 29 al 30 de julio de 1936 siendo practicante de profesión y socialista de ideología. Lo irónico de la muerte de Luis es que había llegado diez días antes a Córdoba, procedente de Madrid, desde donde había sido enviado por la UGT para comprobar la situación en la ciudad cordobesa después del golpe militar.

Ante el hecho de su muerte, la madre y sus tres hijas (entre éstas últimas, Carmen) salieron huyendo de España, regresando nuestra protagonista posteriormente y encontrándose, en 1979, que no existía ningún documento en el Registro Civil sobre la muerte de su progenitor. Ante ello intentó obtener datos junto con la ubicación del cuerpo de su padre.

En 1993 y después de mucho batallar consiguió una pensión de viudedad, sin ningún efecto retroactivo para su madre quien falleció dos años después.

Su denuncia (repito que fue la primera) ante el Tribunal de Estrasburgo sólo intentaba que se le reconociera el derecho a la exhumación de su padre y posterior entrega de sus restos, o lo que es lo mismo: la vulneración de los derechos humanos, obligando de ese modo al Estado español.

Antonio Gutiérrez Dorado, hijo de Carmen y nieto por tanto de Luis Dorado Luque (diputado socialista en 1936 por Málaga), ha tomado el relevo, comunicando a Estrasburgo la defunción de su madre (27 agosto 2010).

Posiblemente lo que algunos quieren es que, por edad, terminen falleciendo todas las viudas, padres e hijos de quienes fueron "paseados", olvidando que el relevo generacional existirá siempre mientras siga faltando alguien.


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El parto a través de los tiempos

La mujer primitiva solía alejarse de su poblado e internarse en el bosque antes de dar a luz; algo que aún sigue sucediendo en la actualidad en tribus alejadas de lo que conocemos como civilización. En ese alejamiento solía haber otra mujer cerca para ayudar en caso de problemas, o simplemente para acompañar si las cosas se ponían feas. Todo ello con el mayor silencio puesto que hablamos de estar en un bosque, y las fieras salvajes podían acercarse y poner en peligro tanto a la parturienta, al recién nacido y a quien le acompañaba.

Mucho más adelante se creó la figura de la partera que se asemejaba a la de la "amiga-compañera" del párrafo anterior, pero de forma más profesional, aunque también es cierto que cuando se presentaban problemas importantes en el parto, la comadrona tenía siempre la obligación de llamar a un médico que durante casi dos siglos era siempre un hombre. Las mujeres hasta hace no demasiados años, no tenía la oportunidad de acceder a "puestos de responsabilidad".

Solemos confundir dos términos como si fueran uno solo, cuando realmente no es así: la obstetricia se ocupa casi con exclusividad del parto; la ginecología se centra en el útero, flujos y secreciones vaginales y lo que afecte al aparato reproductor femenino, sin que tenga que ver ni con el parto ni con el embarazo. Aunque también es cierto que en la medicina moderna ambas especialidades se unifican.

Al principio de existir parteras, y puesto que el sentido de la higiene brillaba por su ausencia, era muy frecuente que las parturientas y los recién nacidos fallecieran en menos de un mes por infecciones producidas en el momento del parto. No hay que olvidar que incluso para los exámenes físicos había peligro de infección; sería bueno conocer por ejemplo que se le introducía a la mujer, durante el embarazo, un tubo de plomo en cuyo final había un cilindro móvil que se usaba para la exploración vaginal, o sondas dilatadoras... de madera... para observar el útero. Da miedo, ¿verdad?.

Una de las curiosidades más llamativas de la Grecia antígua es que cuando el médico dictaminaba que la mujer tenía el útero o la vagina más bajas de lo normal (bien por el peso del feto o bien por algún tipo de enfermedad), algo que hoy se conoce como prolapso uterino, se solucionaba colgando a la pobre fémina por los pies, zarandeándola.

El médico romano Sorano de Éfeso, para evitar el embarazo no deseado, aconsejaba en sus escritos que se taponara la entrada del útero femenino con un manojo de hilos enredados entre sí.

Hay un relato totalmente sobrecogedor de Dimitri Mereschkowski contando el parto de la duquesa Beatríz Sforza:

La duquesa está de parto. Unos criados llevan un lecho largo y angosto provisto de un colchón duro, conservado desde tiempo inmemorial en el guarda-ropa del palacio, y en el que han tenido sus partos todas las duquesas de la casa Sforza. La parturienta tiene el rostro enrojecido y sudoroso, con mechones de cabellos pegados a la frente, y de su boca abierta se escapa un continuo lamento. A su lado cuchillean las comadres, las criadas, las curanderas, las comadronas. Cada una tiene un remedio para la parturienta.
Una vieja dama dice: "Sería necesario hacerle tragar una clara de huevo cruda, mezclada con seda púrpura desflecada".

Otra asegura que: "Lo que debía hacerse, era tomar siete gérmenes de huevo de gallina disueltos en una yema".

Una propone "Envolver la pierna derecha de la parturienta en piel de serpiente".

Otra: "Atarle sobre el vientre la caperuza del marido".

Otra: "Hacerle beber alcohol filtrado por polvo de cuerno de ciervo y grana de cochinilla".

Una vieja murmura: ""La piedra de águila bajo la axila derecha, la piedra de amante bajo la axila izquierda", y acercándose al duque con un gran plato de estaño, le dice: "Alteza, dignaos comer carne de lobo; cuando el marido come carne de lobo, la parturienta se siente mejor".

El médico principal, acompañado de otros dos doctores, sale de la estancia, y dirigiéndose a un doctor joven, le indica en latín:

"Tres onzas de limo de río, mezcladas con nuez moscada y coral rojo machacado".

Alguien pregunta: "¿Acaso una sangría?"

Contesta el viejo doctor: "Ya lo había pensado, pero desgraciadamente Marte está en el signo de Cáncer, en la cuarta esfera solar; y además está la influencia de una fecha impar"

El doctor joven pregunta: "No creéis Maestro que haría falta añadir a las limazas de río, estiércol de Marzo y bosta de vaca?.

Y mientras todo ésto ocurre, el esposo (Ludovico Sforza) va al encuentro de unos canónigos y de unos frailes que traen una parte de las reliquias de San Ambrosio, el cinturón de Santa Margarita, el diente de San Cristóbal, un cabello de la Virgen, etc.

La imagen que aparece al final de este artículo, de Beatriz Sforza, está pintada por Leonardo Da Vinci en 1490. Tenía 15 años.
Termina el relato de esta manera:

Su alteza dio a luz un niño muerto y ella también murió el 2 de Enero de 1497 a las 6 de la mañana.

Beatríz Sforza tenía 22 años (1475-1497). La casaron teniendo cinco años.

Su hermana Ana también dio a luz un niño que murió instantes después de ser bautizado; ella murió a consecuencia del parto, el 2 de diciembre de 1497 contando con 21 años de edad. El esposo de Ana se casó posteriormente con Lucrecia Borgia.


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Las pajilleras de Dios

Cuando un bulo, una mentira, se repite hasta la saciedad llega un momento que se convierte en algo parecido a la verdad. Y eso, que sucede mucho en la vida real es más habitual aún en el mundo virtual.

Uno de esos bulos es el de "las pajilleras de Dios": unas monjas que llevaron su caridad al prójimo hasta el límite, porque viendo el sufrimiento de los soldados heridos decidieron ir en comandita por sus dolientes camas, aliviando su viril padecimiento de la única forma que se podía consolar. Y con sus ropajes holgados porque no querían provocar al personal y el rostro cubierto con un velo por aquello del pudor, se arremangaban para que nada se interpusiera entre sus devotas manos y el susodicho sufrimiento varonil.

Se dice según vox pópuli que el invento monjeril surgió durante las guerras carlistas, llegando hasta la mismísima Segunda República Española. Pero para que la historia no quede ante mentes perversas que quieran ponerle otro final distinto del que fue, hay que aclarar que durante la dictadura de Franco no hubo "pajilleras de Dios", puesto que ellos, los que ganaron una guerra fruto del golpe de estado del generalísimo, eran tan hombres que no necesitaban de esos alivios tan mundanos y pecaminosos (léase como se debe: con cierto tono sarcástico y mucho cinismo).

Aclarado y contado el bulo que ninguna historia ha podido demostrar nunca que fuera cierto, todavía se entiende menos cómo muchos blogs (pero muchos) y otros que se consideran medios de comunicación serios y sesudos, cuentan el hecho aseverando su autenticidad como si ellos y ellas hubieran estado allí, pero eso sí, copiando el texto y repitiéndolo una y otra vez sin cambiarle ni una coma (porque lo de reescribirlo es muy cansado), y porque el copia y pega además esconde a demasiados inútiles usando poco y mal lo poco que tengan bajo el cabello.

Aún así, bulo o no, hay que reconocer que la historia se las trae... y la calenturienta mente que la inventó, también.

 

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El baile de San Vito

El año 1518 en Estrasburgo (Francia) vivía Frau Troffea. Un día entró en una calle y a partir de ahí no pudo parar de bailar durante varios días.

A la semana siguiente ya se habían contabilizado en la ciudad más de cien bailarines sin que nadie supiera qué pasaba. La gente ante un hecho que nadie sabía explicar, pensaron que los dioses estaban enfadados o que algunos de los brujos existentes en la ciudad había hecho un conjuro, por lo que las autoridades contrataron gaitas y fanfarrias junto con bailarines profesionales para "contentar" a quien creían estaba enojado.

Lo malo de esta situación es que la mayoría de los danzantes, contratados y voluntarios, empezaron a morir por cansancio ya que no paraban ni de día ni de noche. Al cabo de algo más de tres meses se decidió subir a los bailarines en un barco y llevarles a un santuario para "limpiarles" de cualquier maleficio.

Se conocía que anteriormente, en 1374 sucedió algo similar en otra zona que actualmente es Bélgica, pero la de 1518 está documentada por lo que los hechos han llegado a nuestros días de una forma oficial. Incluso hoy día no se sabe qué pudo pasar, aunque la hipótesis más aceptada fue que algún tipo de histeria colectiva, aunada a creencias esotéricas, hicieron el resto.

¿Que por qué precisamente San Vito?. Porque era el patrón de la ciudad y se creyó que algo le había hecho enfadar: su castigo fue danzar sin fin.

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Felipe V

Felipe V (1683-1746) rey de España era un gran aficionado a la música.

Se cuenta que en una ocasión le preguntó al músico de la Corte, Luigi Coccherini, quién tocaba mejor el clavicordio, si él mismo (el monarca) o el emperador de Austria Carlos VI quien también era un empedernido melómano.

El compositor era un hombre inteligente y se dio cuenta enseguida de la pregunta-trampa. Pensó durante unos minutos y contestó:

- Señor, el emperador toca como un rey... pero su majestad lo hace como un emperador.

Dicen que Felipe V sonrió, y se alejó satisfecho.



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Reinas niñas en los Borbones

En multitud de ocasiones los matrimonios entre reyes y reinas no han sido por amor, y sí fruto de alianzas entre países. La dinastía borbónica no escapa a ese hecho.

Los Borbones comienzan con un Felipe V (1683-1746=63 años) muy fogoso (sexualmente hablando), que no sabía estar sin una mujer a su lado. Su primer matrimonio fue con María Luisa Gabriela de Saboya (1688-1714=26 años), contando la futura reina 13 años. Dos años después el monarca se hallaba inquieto e impaciente porque no llegaba el heredero, y la niña-reina escribió una carta que aún se conserva:

Las menstruaciones, desde que se iniciaron, no dejan de presentarse regularmente como corresponde a una persona de buena salud.

Más tarde el matrimonio real tuvo dos hijos que fueron (ambos) reyes: Luis I (1707-1724=17 años) y Fernando VI (1713-1759=46 años).

Felipe V se vió aquejado de vapores en los sesos, que era como en la época se denominaba a lo que padecían los que estaban un poco o un mucho "idos"; por ello tuvo que abdicar en su hijo mayor Luis I, quien contrajo matrimonio con la francesa Luisa Isabel de Orleáns (1709-1742=33 años) quien tenía 15 años. A los seis meses de la boda falleció Luis I por viruelas; fue sucedido por su hermano al no haber engendrado.

Fernando VI era el segundo hijo de Felipe V, quien se casó con Bárbara de Braganza (1711-1758=47 años), hija mayor de Juan V de Portugal (1689-1750=61 años). Ella tenía 18 años y se enamoró perdidamente de su marido aunque nunca consiguió dar un heredero al trono.

Hay un libro (que se conserva) donde el médico de la Corte anotó todo lo que pasaba referente a la familia real, en cuanto a salud. En uno de los capítulos se lee:

Aún cuando existen en el Rey los síntomas y movimientos necesarios para dar satisfacción a una mujer, carece de algo esencial, de modo que hay en él muchos resplandores pero sin llamas capaces para la generación.



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Las primeras recetas médicas

Los textos más antíguos que se conservan, relacionados con la Medicina, provienen del pueblo sumerio.

Lo demuestran dos tablillas encontradas y más de ochocientas recetas, la mayoría con hierbas y pócimas paliativos del dolor.

Hacia el año 2.600 antes de Cristo los llamados "sanadores" eran siempre mujeres, porque se creía que tenían un poder especial del que carecían los varones.

En el año 1.000 antes de Cristo los sumerios perdieron poder debido a las contínuas invasiones, por lo que en el año 700 a.C. ya no había "mujeres-doctoras"... pero sí existían en cambio lo que hoy conocemos como comadronas.

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Hijo de la tierra

Reconozco mi ignorancia ante la expresión que acabo de conocer... y que -todo hay que decirlo- me ha encantado. 

"Hijo de la tierra" era la expresión que se utilizaba allá por la Edad Media en España, para registrar a los niños "de padres desconocidos", o por lo menos de padres que no se quería constasen en el acta de bautismo. 

Tal es el caso, por ejemplo, de don Juan de Austria, hijo ilegítimo del rey Felipe IV (1605-1665) y la actriz/cantante María Calderón "La Calderona" (1611-1678), que posteriormente fue reconocido por su padre. El niño fue separado de la madre nada más nacer para ser así criado como príncipe.


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