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Ya le vale a San Agustín

San Agustín en el siglo V (5) decía sobre el limbo: 

Los niños sin bautizar van al infierno. 

Y yo en mi supina ignorancia me pregunto que por qué un crío pequeño tenía que pagar "los pecados" de los padres. ¿Dónde estaba la misericordia?. 

Recordemos que hasta el siglo XIII (13) no se cambió esa definición por la de que iban a un lugar intermedio, solamente para ellos tal y como entendemos hoy. 


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Primero quitaron el limbo y después el purgatorio.

La Real Academia de la Lengua Española, guía para quienes hablamos el español, últimamente va un poco en marcha "veleta": según giran algunos deseos. Y digo eso porque elimina palabras y conceptos según modismos, y añade otras y otros en un intento, casi bochornoso, de agradar a quienes ni siquiera conocen el idioma, hablando una especie de jerga que ni ellos entienden.

Pues de lo mismo parece haberse contagiado la iglesia católica. Primero quitaron el limbo que todos conocíamos era un lugar donde iban los inocentes, los niños (fetos) que aún no habían nacido y por tanto no habían tenido el tiempo suficiente de recibir el bautismo. Surgió de un intento de considerar a los nonatos como criaturas con entidad propia y considerar abominable el aborto, fueran cuales fuesen los motivos para esa interrupción. Y como todo concepto forzado, el invento igual que surgió, fue igualmente eliminado.

Actualmente hay otro lugar que tampoco existe: el purgatorio; un lugar al que se iba a pagar los pecados cometidos, de los que aunque había habido arrepentimiento en el último momento de vida, no se había recibido el sacramento de la confesión y con ella el perdón del cielo. Es decir: el que uno reconociera malos actos no era suficiente si no se había logrado el "certificado" pertinente de forma más o menos pública.

El purgatorio era parecido al infierno: con llamas y sufrimiento... pero con menos intensidad y por tanto menos dolor también. Allí se estaba en plan "condena" el tiempo estipulado por no se sabe quién. Después ya se iba al cielo.

Pues bien, la abolición del purgatorio fue fruto del papa Benedicto XVI. Y en estos días y en una entrevista periodística el también papa Francisco I ha dicho que el infierno tampoco existe.

Lo que ocurre es que al quitar el infierno surge un problema que al parecer aún no se ha solventado. Si un asesino -por ejemplo- con un montón de víctimas, muere arrepentido pero no con el beneplácito de la confesión hecha... antes iba al purgatorio a penar, pero ahora no, ahora va directo al cielo. Es decir... le vale el arrepentimiento personal de última hora. Eso está muy bien pero claro... va al cielo igual que una buena persona que no ha hecho nunca mal a nadie. ¿Es eso justo?. Que cada cual saque sus conclusiones, pero si los malos no pagan ni aquí ni allá... 


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La Inquisición española

El Papa Gregorio IX (1170-1241) puso normas para el buen funcionamiento de la Inquisición. Ni siquiera hoy día es posible leerlas sin sentir un escalofrío, porque aunque parecen dictadas para quedar bien en el futuro, se trasluce a través de ellas el perfecto conocimiento de los abusos, torturas y muertes que se producían.
La Inquisición española fue abolida totalmente en 1834.

Entre esas normas existía una por la que a las sesiones con los reos debía acudir un inquisidor... para vigilar a los funcionarios civiles... no fuera que éstos se extralimitaran con los medios aplicados.

Al contrario de lo que sucedía en los juicios civiles de la época, que no tenían límite de tiempo para los interrogatorios, en los juicios de la Inquisición, intentando con ello demostrar que eran más humanitarios de lo que se pensaba, se impuso también la norma de que dichos interrogatorios no duraran más de una hora.




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Pecados que provocaban ceguera

A mediados del siglo XX se escuchaba -con demasiada frecuencia- lo que sigue:

Si te masturbas (y eso valía tanto para chicos como para chicas) te quedarás ciego.

Y esa frase persiguió tanto a niños pequeños como a adolescentes, hasta que todos llegaron a la edad adulta.

Luego, con el tiempo y posiblemente llenos de miedo todavía, muchos comprobaron que todo lo que contenía esa frase era la pura falacia de una iglesia (la católica, apostólica y romana), llena de miradas lascivas, que veían el pecado en todas partes... menos en su propia casa, claro.

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La Biblia de Plata

LBiblia de Plata también conocida como el Códex Argenteus es un manuscrito que contiene parte de la Biblia que conocemos. Se escribió inicialmente en griego, siendo traducida al gótico en el siglo VI. Fue escrita por el obispo arriano Wulfila (311-383 d.C).

Wulfila (también llamado Ulfila) era un hombre muy culto para la época de que hablamos, ya que aparte del ya mencionado griego, también hablaba la lengua goda y el latín. Creó un alfabeto gótico personal al que luego tradujo la "Biblia de Plata".

Podría pensarse que es otra biblia, una más... pero no es así. Es un libro sagrado que consta de 336 folios (de los que se conservan 187 en la Biblioteca de la Universidad de Upsala (Suecia), y un folio más en la Catedral de Espira, en Alemania.

Algunas de sus partes, referentes al cánon, están escritas con letras de tinta de oro y el resto con tinta de plata. El fondo del manuscrito es de color púrpura.

Fue copiado (manualmente) para el rey ostrogodo Teodorico el Grande (fallecido el año 526 d.C.). Pero aún así se mantuvo desaparecida durante más de un milenio, no habiendo ni tan siquiera una reseña sobre ella en ningún directorio de los libros existentes en la época. Finalmente fue descubierta en la abadía benedictina de Werden (Alemania).

El gran misterio que rodea a esta Biblia es precisamente esa desaparición milenaria y la sorprendente aparición de una sola hoja en Alemania y las 187 en Suecia. La única explicación a la que han llegado los expertos en el estudio de este libro es que, debido a la costumbre de siglos de la iglesia católica de esparcir reliquias por sus diócesis y monasterios, se hiciera lo mismo con este Códice. No se descarta siquiera que algún día puedan aparecer las hojas que faltan en cualquier archivo olvidado o sencillamente en una colección privada.

En marzo de 1995 fueron robadas algunas hojas existentes en Suecia, hojas que más tarde aparecieron misteriosamente en una de las taquillas de consigna de la estación ferroviaria de Estocolmo (Suecia). Nunca se ha esclarecido este hecho. 


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