Los españoles no somos latinos

El otro día leí en la prensa que un actor sudamericano (que no conozco) había dicho, a raíz de la polvareda ocasionada por los tuits de una actriz trans (algún día me aventuraré a opinar sobre ese tema), que los españoles no somos latinos. Y se armó la de dios con todo el mundo indignado. 

Tal y como hoy en día se entiende el ser latino... no lo somos. Es más, no tenemos nada que ver... ni creo que nos interese que nos metan en ese grupo. Me explicaré. 

Tanto en el mundo norteamericano como incluso en el europeo, ser latino es, sobre todo... delincuencia, bandas, desorden y desprecio hacia la mujer. Y España no es nada de eso, que repito es lo que se entiende con el hecho de ser latino... aunque lo cierto es que con la llegada de tantos migrantes sudamericanos, cada vez nos estamos pareciendo más a ellos, sobre todo en lo que no es una convivencia civilizada.

Por otra parte y aunque algunos no lo quieran aceptar, los también llamados hispanos y siempre con referencia a la generalidad, lo que hablan es una jerga que sí, que parte del español/castellano, pero que con la mezcla de términos norteamericanos e incluso inventados por ellos mismos, hace una mezcolanza de idioma que a veces ni se entiende, y que incluso en ocasiones no tiene nada que ver con lo que en realidad es el idioma original que se habla en España. 

Y ya rizando el rizo del absurdo tenemos ese odio casi visceral, implantado desde la escuela primaria, hacia todo lo que sepa o suene a España, con una historia pasada que sí pero no, y que ha sido manipulada hasta la locura y creída a pies juntillas de boca a boca y sin haber sido en ningún momento investigada por los propios latinos. Pero dejamos de ser malos malísimos cuando se tienen que buscar la vida y vienen casi en manada a por trabajo y mejores condiciones. 

Algunos dicen que los latinos venidos a España nos pagan las pensiones a los españoles. No es cierto por mucho que lo repitan, porque nadie, absolutamente nadie dice de forma clara y rotunda, que la inmensa mayoría de ellos, mandan mucho del dinero que ganan a sus familias que siguen en el país de origen, y que también muchos de ellos es cierto que trabajan en España... pero no cotizan ni pagan impuestos. Eso no lo dice nadie... y no estoy inventando nada.

España acaba de llegar en estos días a los 49 millones de habitantes. Oficialmente un 20% son inmigrantes venidos de países latinoamericanos (nueve millones ochocientas mil personas). Que cada cual haga su propia lectura sobre esas cifras. 

 Y ya poniendo fin a todo ésto, repito: no, los españoles no somos latinos... tal y como se entiende ahora ese término. 


Seguir leyendo...

Valencia no es una comunidad

Lo cierto es que estoy más que harta de algunas cosas y la que hoy me lleva a escribir es una de ellas. 

Valencia es una ciudad del mediterráneo español, capital de la Comunidad Valenciana, hasta ahí todos de acuerdo. Pero Valencia no es una comunidad, ni valenciana ni nada. Ciudad y punto. 

Tengo que aclarar que lo de "Comunidad Valenciana" es un invento que se hizo cuando empezaron las autonomías, y no hubo forma de llegar a un acuerdo entre los partidos políticos del momento. Que si las derechas querían "Valencia" para la propia ciudad más Castellón más Alicante; en realidad y si no recuerdo mal querían aquello de "Reino de Valencia". Luego las izquierdas decían que se llamara "País Valenciano". Así que entre unos y otros... la casa sin barrer. Y entonces un lumbreras -no recuerdo quién- se sacó de la chistera lo de "Comunidad Valenciana" que personalmente nunca me ha gustado. 

Lo peor es que de un tiempo a esta parte cada vez más a menudo, la mayoría (incluidos medios de comunicación) se limitan a llamar Valencia a las tres provincias. Es como lo de apropiarse aquello de "la millor terra del mon" que es exclusivo de Alicante; más aún... está en el himno alicantino. 

¿Que todos somos valencianos? Sí pero no. Me explico: los de mi tierra como que no; que no somos ni nos sentimos valencianos. Muy al contrario: no "tragamos" a los de Valencia ciudad. Me refiero naturalmente a los que hemos nacido aquí y ya tenemos una edad, porque los jóvenes no suelen tener ni idea de todo ésto. Hubo una vez, hace muchos años, que incluso se planteó a nivel de calle el hacer una especie de referéndum para que los ciudadanos alicantinos eligieran si querían pertenecer al "reino de Valencia",,, o a Murcia. No me estoy inventando nada. Consulta ciudadana que no prosperó. 

Y todo lo anterior viene debido a que Valencia siempre ha acaparado. Y ya lo más de lo más fue cuando nos quitaron la llegada de mercancías por barco al puerto de Alicante... que entonces era el segundo más grande en ese tráfico de España. Valencia era el tercero... Menos mal que uno de los alcaldes que tuvimos (mejor no decir de qué partido) se inventó, ante la gran indignación de la población, que nuestro puerto se convirtiera en recibo de yates de lujo. Y así de abundante y bonito lo tenemos ahora mismo: en vez de barcos y barcas, ahora rebosa lujo... y dinero para la terreta. 

Pero claro, también es verdad que con la llegada hace algunos años de gentes de otras provincias y actualmente de migrantes, el amor por la tierra ha disminuido más que mucho. Ya no se defiende ni reivindica nada, porque es difícil que, por ejemplo, un andaluz o un argelino quiera el suelo que pisa, porque no lo considera suyo. Y eso por desgracia es una realidad. 

Así que aún sabiendo que no sirve de nada lo que estoy diciendo, porque ni soy famosa ni importante, con que una sola persona entienda que Valencia no son las tres capitales y que juntándonos nos llamamos de otra manera, consideraría un regalo el que a las siete de la mañana de un domingo esté escribiendo ésto y sirva para algo. Valencia es una ciudad, y la Comunidad Valenciana somos Castellón, Valencia... y Alicante. 

Para otro día la loca pretensión catalana de "países catalanes" que es algo tan absurdo como lo de que la Corona de Aragón era en realidad la Corona de Cataluña y Aragón.



Seguir leyendo...

Complicado

Es muy duro, mucho y todavía más que complicado llegar a una decisión tan importante que no es que te vaya a cambiar la vida, si no que te cambiará el presente y el futuro que te quede, pero estoy planteándome muy seriamente... irme a una residencia. Sí, de esas que todos conocemos como "residencia de ancianos"... pero en este caso y sin otra opción, sería pública. No es que me guste la idea (que no me gusta en absoluto), pero ya no puedo con tantos problemas, de salud y de otra índole. Hay veces que la vida te supera, y ésta es una de ellas. 

Lo peor es que tengo un perro de poco más de cinco años, y no se podría venir conmigo. Es lo único que me impide dar el primer paso, porque él tiene mucha vida por delante y no tengo nada claro cómo se haría a una nueva casa, nuevas gentes... y que sus posibles dueños aprendieran que tiene manías (como todos) que sólo yo entiendo. 

Pero más pronto que tarde tendré que dar ese paso... que no quiero dar.

No tengo familia. Duele hasta decirlo porque no es del todo cierto. Sí la hay, de sangre además... pero estando tan cerca, están lejísimos, tanto que ya no duelen sus ausencias. Simplemente molestan en la memoria. 

Y ante tanto abandono familiar (prometo que sin motivos) y cuando la salud empieza a complicarse más de lo que estaba, junto con problemas que de nuevo no voy a citar... todo parece llevarte hacia donde no quieres ir. 

Mi perro, aquel cachorrito que hace algo más de cinco años encontré al lado de un contenedor de basura, cuando aún me moría de pena por Plasty y Tara, mi gato y mi perrita. 

¿Por qué tiene que ser la vida tan complicada?


Seguir leyendo...

El gato más bueno del mundo

Se llamaba Plasty y era el gato más bueno del mundo. Hoy habría cumplido veinte años pero los ángeles de los animales se lo llevaron apenas con trece. 

Su nombre lo recibió de la generosidad de quien tenía un precioso pastor alemán que murió atropellado poco antes de llegar él a mi casa, que consintió que llevara el nombre. Era el 2005. 

Era un gato blanco-gris-negro, sin nada en su pelaje que destacara salvo que en la barriga tenía lunares. Unos maravillosos ojos verdes que lo decían todo mirándote. Y bueno, el más bueno de todos los gatos que ha habido en mi casa, incluidos los que tuvieron mis padres. Tan bueno, tan obediente, tan cariñoso que jamás olvidaré su última mirada, llena de amor hacia mí. Porque fue él quien me adoptó el día que cayó desde el segundo piso hasta mi patio. Fue él quien, a pesar de la mala vida que había llevado antes de aquellos ocho meses que tenía de edad, supo civilizarse y aprender lo que podía y no debía hacer. Y sobre todo aprendió que no todo el mundo era tan malo, tan cruel como sus antiguas dueñas, a las que no consentí en devolvérselo. 

Hoy es tu cumpleaños mi pequeño. No hay día, por la razón que sea que no te recuerde. Me faltan tus mimos, tus caricias... tu mirada... Cuánto te echo de menos. Cuánto.

No eres tú... pero cuánto te pareces.

Seguir leyendo...

Crema de coliflor

He descubierto esta crema hoy, leyendo recetas y luego experimentando por mi cuenta, y el resultado final me ha parecido espectacular por su finura y su enorme sabor. Pruébalo y no te arrepentirás... aunque no te guste demasiado la coliflor. 

2 raciones. 


300 gr de coliflor 
1 cucharadita de mantequilla o margarina 
100 ml de bechamel (de un break de 200 ml)
1 pizca de sal


En una cacerola con la suficiente agua y sal introducir la coliflor (lavada previamente y troceada pequeña); dejar hervir hasta que esté tierna. 

En la batidora poner la mitad de la coliflor, la mantequilla/margarina  y la bechamel. Batir hasta que todo esté integrado. Probar por si le hiciera falta un poco de sal. 

Colocar en un bol para servir. Batir el resto de la coliflor sin añadirle nada más. Añadir al bol anterior, remover y si vemos que queda muy espesa, agregarle un poco más de bechamel hasta que quede a nuestro gusto. Probar. 

Meter en el frigorífico un par de horas. Servir como guarnición (de pescado, por ejemplo).



Seguir leyendo...

Adiós Mercadona

Más de 20 años después de aquel primer día que empecé a comprar en el supermercado Mercadona, hoy que he recibido mi última compra online, he decidido dar por finalizada la relación que teníamos esta empresa y yo: ella como abastecedora prácticamente de todo lo que se necesita en mi casa, y yo como clienta. 

Y no es que haya habido ningún problema de entendimiento, no. No es eso. El problema es que la distancia mata cualquier relación. 

Cuando pusieron Mercadona en mi barrio, apenas a dos minutos de mi casa, se convirtió en el epicentro de la alimentación, limpieza y casi cualquier otra cosa. Podría decir y no me equivocaría, que el 90% de las cosas se adquirían allí. Era un supermercado algo pequeño (y que se fue quedando más pequeño aún con el tiempo), pero tan abastecido de todo que se convirtió en el rey. Y con el de mejor calidad. 

Con el tiempo y como ya he dicho, se fue quedando pequeño porque tanto mi barrio como los de alrededor, todos íbamos a comprar allí. No había compra online entonces, y tampoco hacía falta esperar a tener una larga lista de la compra. No daba ninguna pereza acercarse a comprar, por ejemplo, leche, huevos y patatas solamente, porque estaba "muy a mano". Incluso a veces y si tenías que ir al barrio de al lado, te pillaba bien ir al otro. 

Pero de pronto los mandamases de Mercadona decidieron que tanto el mío como el ya mencionado del barrio de al lado, eran demasiado pequeños, y en vez de ampliar cada uno de ellos, decidieron cerrar ambos y abrir otro, mucho más grande y espacioso pero a casi 2 kilómetros de quienes en un plis-plas nos acercábamos. Y esos casi 2 kms son muchos kilómetros, sobre todo cuando has ido cumpliendo años y las fuerzas y las piernas no son las mismas. Y para mayor inri el nuevo y amplio Mercadona tiene una cuesta, que para ir más que menos, pero para volver con el carro lleno es un verdadero suplicio porque es hacia arriba todo el tiempo. 

A los pocos días de apertura escribí una carta directa a Mercadona, haciéndoles llegar mi desacuerdo con "el nuevo", sobre todo por la distancia y por esa dichosa cuesta. No todos tenemos coche ni quién nos haga la compra. No recuerdo qué me contestaron pero seguro que muy amables. Por lo menos ellos responden (siempre lo han hecho). 

Del nuevo supermercado hará unos 3 años más o menos. Creo que he ido dos veces y siempre, cuando llego a mi casa, estoy muriéndome a chorros. Ni cuento lo que es ir en pleno verano. 

En su momento pusieron la página para hacer compra online, que he utilizado desde entonces... hasta que me he dado cuenta que compro dos o tres veces al mes (no voy a acumular, montando una sucursal de súper en mi casa); los gastos para que te traigan la compra a casa son 7,21 €, así que "la broma" me cuesta unos 22 euros al mes. No es que sea caro: euro arriba euro abajo todos están por ese estilo, pero para mí al menos es un gasto tonto que me cuesta mantener. 

El servicio online es realmente bueno (yo diría que el mejor): te dejan añadir, eliminar, cambiar día y hora... y son muy puntuales. En ese sentido no tienen competencia, pero... 22 € de gastos de envío al mes... duelen, y más cuando tienes una pensión que no es para tirar cohetes. 

Así que con todo el dolor de mi corazón porque es el supermercado que más me gusta... adiós Mercadona.

Estáis demasiado lejos para mí (y sé que son muchos los que han dejado de ir por la misma razón: la distancia y esa puñetera cuesta) y tener que acumular compra que no tenemos necesidad es lo que más ha provocado mi decisión. Quiero comprar lo que necesite, no los 50 euros de compra mínima a la que me obligáis; no tengo por qué comprar 6 paquetes de agua para todo el mes, o el pan de molde también para todo el mes, o una docena de huevos que tardaré un mes en gastar, o tres kilos de patatas que luego se ponen verdes o se grillan...

Y repito que somos muchos (es algo que se habla entre vecinos) los que hemos o vamos a dejar de compraros. En vuestra mano está el solucionarlo.



Seguir leyendo...

Moflin. La mascota con inteligencia artificial

Puede parecer un absurdo pero era algo que tenía que llegar. Se llama Moflin y es una mascota hecha por la inteligencia artificial (IA). Sí, ya sé que no termina de gustarte, pero sigue leyendo y a lo mejor termina convenciéndote. 

Es una especie de bola de peluche, sin patas, con ojos y unos gestos que de entrada te empiezan a enamorar. Cierto que le falta "algo", vida quizás, pero dale tiempo y todo se andará, porque estos japoneses de Casio son muy cabezotas. Lo único que de momento a mí personalmente no me gusta es que parece un ratón... y últimamente estoy yo demasiado sensible con ese tema; esperemos que le den otro aspecto más apetecible.

La gran, grandísima ventaja que yo al menos le he visto enseguida es... que no se mueren; físicamente no. Se podrán estropear pero también arreglar, pero morirse, no... o al menos no tan pronto como las mascotas vivas tal y como todos entendemos. 

Porque el enorme problema de tener un perro, gato o periquito no es el abastecerles de comer, vacunas y aliviarles cuando son mayores y empiezan los problemas, no; el verdadero problema de tener una mascota es... que se mueren, y muy pronto además. 10, 15 ó 20 años de vivencias juntos se terminan siempre demasiado pronto. 

Posiblemente yo no llegaré a ver como una opción lo de tener una mascota IA, pero admito que sí me gustaría aunque sólo fuera por tener una experiencia más o sencillamente por no pasar (y ya son muchas) por lo de ver partir a quien siempre es un compañero de vida. 




Seguir leyendo...

No se me ha olvidado... 20 de enero

No se me ha olvidado, no. Feliz cumpleaños. Tantos recuerdos... 

Todavía no soy capaz de escucharte, de oírte cantar... 

 Todavía no... pero pronto, cada vez más pronto. 

Feliz cumpleaños mi barquito velero. 



Seguir leyendo...

La que más te ha querido

Seguir leyendo...

Cómo estás. Cómo te va la vida

Ecurioso comprobar cómo gente que te ha querido y a quien has querido (no hablo de amores, si no de querencias), te olvida de forma fulminante y para siempre.

Nada, nunca: ni un "¿cómo estás?", "¿cómo te va la vida?".

¿Por qué no preguntas tú? Porque no fuiste quien se marchó.


Seguir leyendo...

Cada vez me encuentro mejor...

Cada vez me encuentro mejor... conmigo misma. O lo que es lo mismo: cada vez aguanto peor las tonterías de algunas gentes. 

Últimamente dejo de estar en redes sociales que frecuentaba, poco es cierto, porque no puedo con eso tan habitual como es leer cualquier mensaje e interpretarlo como a cada cual le venga en gana. No sé si es que el personal cada vez es más intolerante, o que la individualidad egoísta puede con todo, o sencillamente que ni leen enterándose. 

No suelo escribir muchos en esos sitios; lo cierto es que en ninguno, pero hay ocasiones que me mueve el aclarar o tan solo ayudar. Pues no; siempre aparece algún quisquilloso que como no lo aplaudas todo con las orejas, se molesta y responde destempladamente; y como no soy, sobre todo últimamente, de entrar en discusiones que me parecen absolutamente absurdas, o bien lo dejo pasar o hago algo tan simple como eliminar lo escrito. Y es que la estupidez humana a veces llega a unos grados... En ocasiones incluso he llegado a pensar que el personal se aburre con su vida y busca motivación para sentirse vivo. Otra estupidez más. 

Creo que la vida ya es lo suficientemente complicada para encimar tener que lidiar con gente que ni siquiera conoces y que te importa lo mismo que tú a ellos. 




Seguir leyendo...

Año nuevo, vida nueva

Si el 2024 acabó como acabó, ni contar cómo ha empezado el 2025. Con un ataque de gota; sí, como suena... y anda que no duele. En Nochevieja empezó la cosa y eso que no comí marisco y hoy sábado he tenido que ir a urgencias. Antiinflamatorio durante diez días y mucha paciencia. 

No he escrito la carta a los Reyes Magos. ¿Para qué? Mejor ni tocarlos por si acaso. Al final va a ser verdad, visto lo visto, que en los 76 (el año que viene) cruzo a la otra orilla. Pues tengo un perro que criar, así que va a ser que no me pienso dejar. 

¿Qué más contar? Poco; estoy en plan caída libre aparte de que no puedo ni andar, así que mejor "cierro y corto" y hasta otro día. Feliz Reyes a todos/todas.


Seguir leyendo...

Llegando 2025

Algo más de las nueve de Nochevieja y parece que voy a conseguir llegar al 2025. Mucho ha pasado -y no siempre bueno- en el 2024 y en ocasiones no he tenido claro llegar al final. El año que comienza también se presenta algo complicado en cuanto a salud, pero ha dejado de preocuparme porque nada puedo hacer para solucionarlo. 

Mi perro me mira porque conforme escribía hablaba en voz alta. Mi compañero fiel. El único. 

No quiero repasar, ni mirar atrás. Buscaré una película no navideña y a pasar lo que queda lo mejor posible. Lo malo es que me duele todo el cuerpo, pero ni eso me podrá. 

Impresiona pensarlo y más aún decirlo: en el 2025 cumpliré (eso espero) la friolera de 75 años. Quién me lo iba a decir. Tres cuartos de siglo. De encoger. 

Lo mejor de lo mejor para quien pase por aquí, conocido, amigo o lo que sea. Salud sobre todo, porque sin ella no hay esperanza para el futuro. 



Seguir leyendo...

Películas o libros?

El debate está servido. Acabo de leer un artículo en el que se desarrollaba el tema de que es bueno que se hagan películas de libros recientes y famosos, porque ello ayudará a que, sobre todo los más jóvenes, se inclinen a leer; opinión que no comparto. 

En un tiempo en el que todo el mundo parece tener prisa para todo, en el que lo único que importa es la inmediatez... enterarse de lo que sea cuanto antes y el primero, los libros, salvo para un grupo reducido, han pasado a ser algo arcaico, algo que requiere tiempo y que por ello no es factible; algo que también requiera atención... y eso es perder ese tiempo. Así que todo hay que resumirlo, reducirlo a la mínima expresión para pasar rápidamente a otra cosa. Son esas prisas que en realidad no llevan a ninguna parte. 

El que un libro se convierta en una película (generalmente un pobre reflejo del libro) no va a convertir por arte de magia a nadie en lector. El leer es algo que se lleva dentro y que la mayoría de las veces nace con la persona. En mi caso, mi padre leía mucho, mi madre no... y si a todo eso le juntas que "necesitas" leer desde niña, consigues a alguien para quien la lectura es una necesidad. Recuerdo que cuando hace unos meses casi no veía y el médico me dijo que la única solución era operarme, lo único que le pregunté fue ¿podré volver a leer?


Seguir leyendo...

Otra Navidad

Hoy miraba a mi perro al tiempo que pensaba que en menos de una semana, una nueva Navidad... y van... 

Qué distintas las de la niñez a las actuales. Cuántas cosas han pasado. No es nostalgia, es recuerdo, memoria... vida en suma. No voy a hablar de aquellas; ni siquiera de éstas. Ni siquiera de las gentes que fueron pasando no necesariamente por ellas. 

Mucha gente habla por redes sociales de la cena y la comida que van a hacer durante esas fiestas, y una que ni tiene ni puede, piensa en la barbaridad que se le mete al cuerpo entre cantidades y azúcares. 

Si nosotros, los mayores, hemos comido y cenado casi siempre con escasez o al menos no con la abundancia que hay ahora, y estamos como estamos en cuanto a salud, qué será de quienes abusan de la forma que lo hacen en apenas dos días. 

Que sí, que hay que disfrutar de la vida, no digo lo contrario; pero también hay que saber que mucho de todo ello se paga. O no, porque a mí siempre me ha gustado mucho más lo salado que lo dulce, y ahora soy diabética. Ironías de la vida. 

Una Navidad más. Y van ya tropecientas. Ha sido un año, este 2024, no muy para recordar. Complicadillo que se dice. Mi perro me mira porque conforme escribía, hablaba en alto; cualquier día me contesta.

Tenía intención de hablar de otras cosas y al final he terminado divagando. No tengo remedio. Lo peor es que lo sé. Otro día hablaré de la Navidad, o del tiempo, o de Dios sabe qué. Son las 9 de la mañana y aún no me he acostado: eso también es libertad.




Seguir leyendo...

Quien mal escribe...

Es bastante irritante ver lo mal, malísimamente, que algunos escriben por las redes sociales. 

Antiguamente era normal que la mayoría de la gente no supiera leer ni escribir. Hoy ya no es habitual, sobre todo en quienes entran en este mundo virtual. Pero aún así se lee cada cosa... 

No es cuestión de llevar más o menos cuidado al escribir; sencillamente es desidia. Se puede tener un error, una falta de ortografía por descuido y por prisas, pero no se pueden escribir ciertas cosas y quedarse tan pancho. Pondré ejemplos. 

Hojos en vez de ojos. 

Berdad en vez de verdad. 

Abitual en vez de habitual. 

Conego en vez de conejo. 

Uebos en vez de huevos. 


Y podría seguir. Todo lo anterior lo he visto hace un rato. 

Ayer recibí un email de alguien al parecer molesto porque en el mensaje que he fijado en mi blog pone Censura? y no ¿Censura?; es decir, no está la apertura de la interrogación. Lo que no sabe el remitente y se lo aclaro, es que luego, para el orden de las entradas, las aperturas (de interrogación, de admiración, de comillas, etc) se consideran distintas a las letras, y cuando buscas un mensaje, el blog no lo encuentra. El omitir este signo es simplemente para facilitar luego las búsquedas, tanto externas como internas. 

Pero a lo que iba: cuando alguien (que en este caso no he sido yo puesto que a pesar de lo hiriente a la vista de las faltas ortográficas anteriormente reseñadas, no suelo indicarlo) llama la atención al dueño del comentario, el resto suele entrar en tromba a afear al segundo esa "llamada de atención". O sea se defiende al infractor lingüístico y se ajusticia al que, incluso con la mayor educación, indica el fallo ortográfico, llegando incluso al insulto. 

Al parecer se considera que en redes sociales todo está bien como está, y llamar la atención a alguien es motivo de linchamiento. Muchos olvidan que hay correctores ortográficos, y que incluso no habiéndolos está el fijarse un poco. 

Y hoy no quiero hablar de algunos modismos que resultan también hirientes como el utilizar la "K" para todo olvidando la "C" y cosas por el estilo. Escribir "kasa" en vez de "casa" o "kisiera" en vez de "quisiera". Repito que hablo de redes sociales. 

Eso sí, cuando alguien entra a rectificar apoyándose en la Real Academia de la Lengua (que no me cansaré de repetir que es una entidad PRIVADA) y en plan sabelotodo, es igualmente irritante que la propia falta ortográfica. Que también hay que decirlo. 





Seguir leyendo...

El torero Munera y los ojos del toro

Álvaro Munera fue un torero colombiano de hace ya unos años. 

Y hace también muchos años que circula por internet algo que es un completo bulo. Se cuenta que Munera, en un momento dado y durante una corrida, se sentó en el bordillo del burladero y mirando a los ojos del toro, se arrepintió de su propia crueldad ante unos animales que no le habían hecho ningún daño; fruto de ese "arrepentimiento" se convirtió en un acérrimo anti-taurino. Alguien sacó la foto que se acompaña con el siguiente texto: 
Y de repente miré el toro. Tenía esta inocencia... que todos los animales tienen en sus ojos, y me miró con esta súplica. Era un grito de justicia, muy, muy profundo dentro de mí. Lo describo como una plegaria porque si uno confiesa, se tiene esperanza que uno sea perdonado. Me sentí como la peor mierda del mundo.
Todo falso. Esta la foto: 


El torero que aparece en la imagen no es Álvaro Munera si no el español Francisco Javier Sánchez Vara. 

El texto que siempre acompaña dicha fotografía y que igualmente se atribuye a Munera en unas supuestas declaraciones, son en realidad parte del libro "La casa sosegada" de Antonio Gala: 
Y de repente miró hacia mí. Con la inocencia de todos los animales reflejada en los ojos, pero también con una imploración. Era la querella contra la injusticia inexplicable, la súplica frente a la innecesaria crueldad. Sentí que, garganta arriba, me subía un sollozo.

Álvaro Munera se retiró a los 18 años después de recibir una cornada en Albacete (España) que lo dejó paralítico.


Seguir leyendo...

Los audífonos y sus precios. Hablemos claro

Hoy voy a referirme a un problema gravísimo, que afecta a más del 10% de la población en España, pero sobre todo (y ahí me incluyo) a una inmensa mayoría de personas mayores, que tienen una pensión por debajo de lo que en términos generales se considera "por debajo del umbral de la pobreza" (que viene a ser: menor del Salario Mínimo Interprofesional, que en este 2024 es de 1.134 euros). 

Un audífono es el aparato externo que una persona que no oye bien... o sencillamente no oye... se coloca en uno de los oídos para poder llevar una vida más o menos digna. Porque no escuchar nada o casi nada, es siempre exclusión social. Imagina por un momento lo que sería que no pudieras oir a quien te llama por teléfono, la televisión, el timbre de la puerta de tu casa... a la cajera del supermercado cuando te dice cuánto le tienes que pagar... a quien vive contigo... al médico cuando te habla... a tu jefe... a tus amigos... Imagina y quizás entonces entenderás. 

Pues bien, ese audífono cuesta 3.500 euros cada uno. TRES MIL QUINIENTOS EUROS... siempre que no necesites algo muy especializado porque tu sordera es más que profunda. Con suerte puedes encontrarlo por 2.800 €.

Sigue imaginando. Cobras un sueldo de mil euros o una pensión de 700. Y has perdido un oído por edad, por enfermedad... o sencillamente por un resfriado que costó mucho quitar (eso me pasó a mí el año pasado... pero lo peor está por contar).

Siendo yo muy niña tuve problemas en ambos oídos, y me tuvieron que hacer lo que entonces se llamaba "trepanación", primero de uno y después del otro, por lo que durante toda la vida he tenido problemas de audición. Con el tiempo la cosa fue empeorando hasta que hace algo más de cuatro años por fin me pude comprar los dos audífonos que necesitaba. Recuerda: 3.500 euros cada uno. A plazos y avalados (esa es historia para otro momento).

Ahora viene lo bueno. Los audífonos (nunca los compres en Internet porque te los tienen que graduar, como las gafas) NO ESTÁN FINANCIADOS por la Seguridad Social. Los tienes que pagar tú. Es más: hay una mínima parte que, si lo solicitas y te lo conceden, te lo financian... después de que los hayas comprado y pagado. Es decir: necesitas un audífono, lo compras, lo pagas, y después pides la ayuda. Pero esa ayuda no es para el total del dinero que has gastado, si no para una ínfima parte. Se verá más claro con el siguiente cuadro, en este caso de la Comunidad Valenciana: 

  • 570 € más IVA para un audífono destinado a pérdidas auditivas moderadas.
  • 740 € más IVA para un audífono destinado a pérdidas auditivas severas.
  • 920 € más IVA para un audífono destinado a pérdidas auditivas profundas.

Pero... (siempre hay un "pero") el máximo de la ayuda está en 1.200 euros, por lo que si necesitas dos audífonos (como es mi caso) porque no oyes nada, lo máximo que te concederán (si sumas los puntos que se requieren) por los dos son 2.400 euros por la pareja. Recuerda que ya te has gastado 7.000 mínimo, y que eres mileurista o con una pensión de pobre miserable. 

¿Y por qué no se financia TOTALMENTE algo tan necesario para una persona que no oye como un audífono?. No lo sé y tampoco lo entiendo. Se cubren otras cosas que no termino de comprender y algo como ésto, no. 

Porque además estos aparatos tienen una vida útil de alrededor de cuatro años, por lo que yo, que los compré (repito: a plazos y avalada) en la navidad del 2019 ya estoy teniendo problemas con ellos... y no puedo comprarme otros. 


Seguir leyendo...