Una cosa es venir a un blog a un foro o a cualquier otro lugar de este no tan inmenso mundo de internet, y desahogarte; contar tus pequeñas miserias y lanzarlas contra no sabes bien qué o quién. Y otra muy distinta creerte el rey del mambo y decirle al mundo, con pelos y señales, lo que comes, cómo duermes (o con quien) e incluso lo feliz que te sientes.
No sé si se entiende la diferencia.
Una cosa es, por ejemplo, entrar aquí y de cierta forma hablar contigo misma sin importarte demasiado quién pasa o deja de pasar. Es como tener un amigo invisible.
Y otra muy distinta -al menos para mí- contar cosas como las ya dichas: qué comes, qué cenas, dónde vas de vacaciones y con quién, si sales a divertirte... e incluso lo feliz que eres... cuando todo eso, como lo contado en el párrafo anterior es algo que sólo te importa a tí y a nadie más.
La diferencia es que lo del amigo invisible no se lo cuentas al mundo, si no a tí misma en realidad, porque necesitas expresarlo casi en voz alta, y lo segundo es un escaparate, que la mayoría de las veces crees importante porque los demás están esperando leer. Las dos cosas son soledad, pero con el "invisible" lo sabes, y con la exhibición te crees lo que quieres mostrar.
En redes sociales se da mucho el visualizarse, el dejarse ver, el que te conozcan, y para ello requieres tener muchos "amigos", que en realidad si te vas les vas a importar nada. Y si alguien no me cree, que deje de decir tonterías en esas redes por un tiempo y lo comprobará.
No estoy reivindicando nada, dios me libre. Allá cada cual con sus necesidades. Pero tenía ganas de decirlo.
Ahora, según los cánones debería poner una imagen para que el texto quede bonito. Pues va a ser que no porque la palabra tiene su importancia por sí sola (no la mía naturalmente).
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