Juan Crisóstomo Jacobo Antonio de Arriaga y Balzola nació el 27 de enero de 1806 en Bilbao (España). No pasó de ser una gran promesa en cuanto a compositores de música clásica, principalmente porque murió muy joven. A los nueve años ya escribía música y a los diez daba conciertos de violín.
Siempre tuvo mala salud y diez días antes de cumplir los veinte años, aquejado por una afección pulmonar, murió en Marsella el 16 de enero de 1826. Fue enterrado en una fosa común. Sus pertenencias fueron enviadas a la familia en un baúl que permaneció sin abrir en un sótano hasta 1869; se encontró en él su violín y algunas partituras manuscritas.
En 1933 su ciudad natal le rindió homenaje inaugurando el Teatro Arriaga.
A título personal de quien escribe, la ya mencionada obertura de "Los esclavos felices" es sencillamente magistral y que no tiene nada que envidiar a las escritas, por ejemplo, por Mozart, Wagner o incluso Beethoven, sabiendo que sus estilos son diferentes.
Su impresionante final sobrecoge por su crescendo hasta romper en una triunfal apoteosis llena de alegría y fuerza. Es una de mis partituras favoritas que me descubrió y enamoró un día hace ya muchos años Televisión Española cuando ofrecía conciertos de la Orquesta Sinfónica de RTVE, que entonces dirigía el excelente y recordado director Odón Alonso. Fue un flechazo total y absoluto, amor que dura hasta el día de hoy. El vídeo que pongo algo más abajo es una grabación de la Orquesta de Cámara Inglesa dirigida por el también español Jesús López Cobos, y que "suena" exactamente igual que aquella otra dirigida por el maestro Alonso. Son casi ocho minutos de absoluta belleza que vale la pena escuchar... y saborear... con los ojos cerrados.
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