Las endibias (o endivias, que las dos formas de escribirlo son válidas) se suelen comer en crudo, habiéndolas separado hoja a hoja (quitándoles las primeras que hay en la primera capa).
Hay ocasiones en que cuando las comemos notamos que están amargas. La solución para que esto no pase está en no lavarlas; simplemente pasarles (con cuidado para que no se rompan) un trapo limpio y seco.
Cuando no la vayamos a consumir enseguida, la guardaremos entera en la nevera, pero en una zona que resulte algo oscura (lejos de la luz del frigorífico). Si no nos es posible, guardarla de igual forma pero colocándole encima una tela limpia o sencillamente un papel de cocina.
Una forma muy rica y saludable de comerlas es, poniéndolas hoja por hoja en un plato, rallar zanahoria y colocarla encima; después un poquito de aceite de oliva (pero sólo un hilito) y sal.
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