Es
curioso comprobar cómo gente que te ha querido y a quien has querido (no hablo de amores, si no de querencias), te olvida de forma fulminante y para siempre.
Nada, nunca: ni un "¿cómo estás?", "¿cómo te va la vida?".
¿Por qué no preguntas tú? Porque no fuiste quien se marchó.
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