A partir del momento del abandono, los niños quedaban bajo la custodia de las monjas, quienes los criaban enseñándoles una profesión. Eran las sores quienes les ponían nombre de pila, apellidándose todos "Expósito".
Ante la proliferación de niños tirados a los contenedores de basura o abandonados en los bosques en la actualidad, en algunos países como Alemania, Eslovaquia, Suiza, Bélgica, Italia, Sudáfrica, Austria y Hungría (posiblemente esté obviando alguno más), se han instalado en lugares fácilmente detectables por la población, una especie de cajeros muy similares a los antíguos tornos, donde depositar a esos hijos no deseados. Con ello lo que se intenta es evitar la muerte de esos niños que en la mayoría de las ocasiones son encontrados por pura casualidad, y no siempre con vida, sin olvidar que muchos de ellos no aparecerán siquiera.
Como siempre pasa ante cualquier novedad o progreso, sea del tipo que sea, la medida tiene detractores que opinan que el Baby Box provocará un mayor abandono de niños; ese mismo argumento (el de aumento de) ocurrió cuando se instauró el divorcio en España: esos mismos detractores proclamaron a voz en grito que todo el mundo iba a divorciarse ante la facilidad de la nueva ley... y lo único que sucedió es que sirvió para regular oficialmente muchas situaciones que eran sangrantes.
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