A la semana siguiente ya se habían contabilizado en la ciudad más de cien bailarines sin que nadie supiera qué pasaba. La gente ante un hecho que nadie sabía explicar, pensaron que los dioses estaban enfadados o que algunos de los brujos existentes en la ciudad había hecho un conjuro, por lo que las autoridades contrataron gaitas y fanfarrias junto con bailarines profesionales para "contentar" a quien creían estaba enojado.
Lo malo de esta situación es que la mayoría de los danzantes, contratados y voluntarios, empezaron a morir por cansancio ya que no paraban ni de día ni de noche. Al cabo de algo más de tres meses se decidió subir a los bailarines en un barco y llevarles a un santuario para "limpiarles" de cualquier maleficio.
Se conocía que anteriormente, en 1374 sucedió algo similar en otra zona que actualmente es Bélgica, pero la de 1518 está documentada por lo que los hechos han llegado a nuestros días de una forma oficial. Incluso hoy día no se sabe qué pudo pasar, aunque la hipótesis más aceptada fue que algún tipo de histeria colectiva, aunada a creencias esotéricas, hicieron el resto.
¿Que por qué precisamente San Vito?. Porque era el patrón de la ciudad y se creyó que algo le había hecho enfadar: su castigo fue danzar sin fin.
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