Ambroise Paré

Ambroise Paré nació el año 1510 en Bourg-Hersent (Francia). Falleció el 20 diciembre de 1590 en París (Francia). Tenía 80 años. Contrajo matrimonio en dos ocasiones.

Dejó escritos e instrucciones, actualmente utilizadas como base, en la patología forense.

Ambroise Paré fue un hombre que cambió la historia de la humanidad en cuanto a usos y prácticas médicas, hasta el punto de que nada sería lo que es si él no hubiera existido.

Hijo de un carpintero y una prostituta; venía por tanto de un ámbito humilde. Su primer trabajo siendo apenas un mozalbete fue de aprendiz de barbero. Hay que recordar en este momento que los barberos, en aquella época, no sólo afeitaban y cortaban el pelo a los hombres, si no que también realizaban sangrías y aplicaban remedios considerados "de menor cuantía", como extraer muelas o abscesos.

Ambroise tuvo siempre el afán de averiguar el por qué de las cosas, y sobre todo de lo que veía, por lo que era un chaval vivaz que se fijaba en todo lo que hacía su maestro barbero.

Fue alistado en el ejército como "cirujano", interviniendo en la "Guerra del Piamonte", a las órdenes de Francisco I. Una noche en que atendía a multitud de soldados heridos en batalla, se acabó el aceite; hay que añadir para que se entienda lo que sigue, que para cerrar las heridas de arcabuz (arma empleada en la época), y considerándose que la pólvora utilizada era venenosa, el remedio que se empleaba era el de cubrir dichas heridas con un hierro candente, untado con aceite. Ni qué decir que la mortalidad era tremenda. Y aquí es donde volvemos a que se ha terminado el aceite...

Ambroise Paré hizo entonces una mezcla de aguarrás, yema de huevo y aceite de rosa, mezcla que aplicó para después quemar la herida. Él mismo reconoció después que tuvo el pensamiento de que al día siguiente todos los soldados estarían muertos. Cuál no sería su sorpresa cuando observó que habían mejorado.

En aquellos años los galenos acreditados solían realizar sus manifiestos escritos e griego o latín. Paré no sabía más idioma que el francés y cuando volvió de sus expediciones militares decidió plasmar lo que había aprendido y experimentado en su lengua materna; por eso su difusión en los medios médicos fue muy escasa pero la que se produjo entre la ciudadanía fue muy elevada... sobre todo entre los barberos que eran quienes estaban a pie de calle, intentando aliviar a sus clientes-pacientes.

Pero Ambroise había quedado marcado con la aplicación del hierro candente para cauterizar las heridas, hecho que ya he citado anteriormente, y que lograba que el herido muriera, no de hemorragia si no de la quemadura. Siguió por tanto investigando hasta conseguir realizar la primera operación quirúrgica en la que "anudó" las arterias, cerrándolas.

Y ya por último, y sabiendo que queda muchísimo por contar de este hombre, una pequeña mención a que también fue el primero que dio la vuelta a un feto dentro del útero (se colocaban de nalgas o como le pasó a mi hermano: se apuntalan en el hígado), con lo que incluso actualmente sigue salvando vida de niños.



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