Ramón Novarro



El actor protagonista del primer "Ben-Hur" de la historia del cine Ramón Novarro se llamaba realmente Ramón Samaniego Gavilán y nació el 6 de febrero de 1899 en Durango (Méjico). 

Si se observan sus películas (generalmente de cine mudo) se puede ver con facilidad que no era una persona alta: medía 1,68 metros de estatura.

Sus padres emigraron a Los Ángeles (EE.UU) en 1916 debido a la revolución mexicana. Su progenitor era un renombrado dentista, que tuvo que buscar nuevo trabajo y empezar de cero al salir de México. Por todo ello el joven Ramón tuvo que ponerse a trabajar enseguida, haciéndolo en primer lugar como bailarín, profesor de piano (que tocaba desde muy temprana edad) y camarero hasta que un día, por pura casualidad, consiguió un pequeño papel de extra en una película que actualmente se encuentra perdida. Durante cinco años más interpretó papeles de figurante hasta que el director de cine Rex Ingram se fijó en él, proponiéndole interpretar "El prisionero de Zenda" en 1922. Fue el mismo director quien le cambió el apellido por el de Novarro.

La película tuvo tanto éxito que apenas un año después interpretó "Scaramouche" (1923). Las espectadoras caían rendidas a sus pies, llegando a ser todo un fenómeno social en la época. Fue proclamado el nuevo Valentino.

En 1925 y siendo ya un ídolo de masas le llegó el papel que le encumbró sin paliativos: Ben-Hur. Hasta tal punto causó sensación mundial que su fama ha llegado hasta nuestros días.

En 1927 interpretó "El príncipe estudiante", compartiendo protagonismo con la actriz Norma Shearer quien era uno de los mayores exponentes del cine femenino de Hollywood.

Es curioso que mientras por su primera película (El prisionero de Zenda) cobró 125 dólares por cada semana de rodaje, por Ben-Hur percibió diez mil dólares por semana.

Y en 1927 llegó el cine sonoro. Muchas estrellas del cine, hombres y mujeres, se eclipsaron porque sus voces, con los medios que había en aquel año, sonaban "aflautadas", y el público de las salas de cine no paraban de reir al escucharles. Pero Ramón Novarro pasó con creces por aquello por su potente y bien timbrada voz, y la gente, hombres y mujeres, terminaron de caer rendidos. 


En 1930 interpretó "La llamada de la carne"... y en 1931 "Mata-Hari" con la grandiosa Greta Garbo. 

Sin que haya explicación para ello en 1935 el público le dio la espalda... y venció su contrato con la Metro Goldwin Mayer, que no le fue renovado. Intentó reaparecer en Broadway pero la taquilla no le respondió. A partir de entonces apareció interpretando pequeños papeles, muchas veces para sobrevivir. Muchos estudios se han hecho al respecto porque como ya he dicho pasó de la gloria más absoluta al repudio, sin que nadie haya sido capaz de explicar por qué.

El 30 de octubre de 1968 los hermanos Paul (22 años) y Thomas (17 años) Ferguson a los que había llevado a su casa (Novarro era homosexual) y convencidos de que el actor guardaba enormes cantidades de dinero, le golpearon salvajemente intentado les contara dónde lo tenía. Fue encontrado muerto al día siguiente por una de sus sirvientas. El actor no tenía ningún dinero, y subsistía con lo poco que cobraba por sus cortas interpretaciones secundarias. Sus asesinos se llevaron 20 dólares... no encontraron nada más.

Pero el final de la historia del asesinato de Ramón Novarro todavía se entiende menos: sus asesinos fueron condenados a cadena perpetua en 1969, pero salieron el libertad condicional en 1976, sin que nadie todavía haya dado una respuesta convincente de por qué.

El pequeño de los dos hermanos, Thomas, posteriormente entró y salió varias veces de prisión, por robo, violación, agresiones varias... hasta que una noche apareció degollado en la habitación de un hotel. Su muerte se dictaminó como suicidio.

El mayor de los hermanos, Paul, ya en libertad volvió de nuevo a la cárcel en varias ocasiones hasta que ingresó de nuevo en 2012 acusado de violación: fue condenado a sesenta años sin posibilidad de libertad condicional. Sigue apelando.

Ramón Novarro está enterrado en el Cementerio del Calvario, en Los Ángeles (California, EE.UU). 



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