Su madre llamada Aurora Rodríguez Carballeira la tuvo de soltera con un hombre al que había elegido cuidadosamente para tener así a alguien que cambiara la historia y asombrara al mundo.
No es broma lo que cuento: Aurora quiso tener un hijo con una inteligencia superior al resto de los mortales y para ello, según su proyecto, necesitaba como padre de la criatura a un hombre anónimo que fuera al igual que ella un superdotado. Así concibió a su hija, a la que puso los nombres de Hildegart Leocadia Georgina Hermenegilda María del Pilar Rodríguez Carballeira. Su primer nombre (Hildegart) y por el que pasó a la historia de esa España oscura de crímenes absurdos, significa, en alemán "jardín de sabiduría".
La madre había nacido el 23 de abril de 1879 en Ferrol (Galicia, España). Su padre era abogado por lo que no es difícil deducir que pertenecían a una acomodada familia. En 1913 (ella tenía 23 años) apareció un anuncio en un periódico local en el que Aurora buscaba a un hombre joven y sano, con coeficiente intelectual superior a la media nacional, "simplemente para procrear". Fueron muchos los voluntarios que aparecieron y Aurora eligió a uno: un cura castrense.
Hasta los quince años de Hildegart su madre no dejó que nadie la tocara ni prácticamente le hablara dándole algún tipo de muestra de cariño. Ella nunca le dio un beso según los más allegados. Cuando tenía 14 años su madre la inscribió en las Juventudes del Partido Socialista Obrero Español (PSOE); para aquel entonces Hildegart ya se había leído casi todos los libros que existían de filosofía, de sexo (quería que no cayera en esa tentación) y sobre política. Estaban ya claras sus ambiciones para con la hija.
Con 17 años Hildegart ya era conocida por sus conferencias sobre la sexualidad en la mujer, las ataduras a que era sometida en el ámbito familiar y el feminismo. En las más altas instancias del pensamiento se le admiraba o aborrecía sin que hubiera término medio; su locuacidad, mente privilegiada y contundencia hacía que muchos olvidaran su edad.
Y entre todos los que se acercan a admirar a la joven que proclama sin miedo alguno su ansia libertaria aparece un joven teniente de alcalde, Abel Velilla, quien encandila a la joven. La madre se da cuenta que su hija está cambiando sobre todo porque pasa de ser una jovencita rechoncha y siempre vestida de negro (era el "uniforme" de ambas) a maquillarse, no querer comer para adelgazar, y a contravenir las órdenes de su progenitora. Hildegart tiene apenas 18 años y las discusiones entre madre e hija se hacen insostenibles.
El 9 de junio de 1933, en Madrid, Aurora le dio cuatro tiros a su hija mientras ésta dormía: tres en la cabeza y uno en el corazón; el día antes había subido a la azotea del edificio a disparar la pistola, para comprobar que funcionaba bien (varios vecinos escucharon el tiro aunque en ese momento no supieron quién lo había realizado). Cuando en el juicio (mayo de 1934) se le preguntó por qué lo había hecho contestó con toda frialdad: "Si un arquitecto se da cuenta de que el edificio que construyó va a hundirse, antes lo vuela. Así hice yo con mi hija". Aurora vio que Hildegart rompía y se rebelaba contra la planificación que ella había hecho incluso antes que naciera... y sencillamente optó por destruir su proyecto. Uno de los cuatro forenses que hicieron la autopsia a Hildegart y que confirmó que la chica dormía, fue el psiquiatra Antonio Vallejo-Nájera.
Hildegart dejó escritos 13 libros. Vivió 19 años.
Aurora fue condenada a 26 años ocho meses y un día de prisión. Allí consiguió, según consta en un documento psiquiátrico de valoración de su estado mental y emocional, que sus compañeras le aplicaran el tratamiento de "doña", no por ser mayor su procedencia si no por su elevada cultura (según ella misma explicaba). Su agresividad se va acrecentando con el tiempo, profiriendo insultos y bofetadas al menor descuido de presas y celadoras; incluso el director de la prisión es víctima de sus improperios. Se considera razón de una conspiración, siendo también frecuente escuchar cómo va a terminar con la vida de tal o cual político, filósofo o médico.
A los dos años desapareció creyéndose que había muerto en la guerra civil española, pero en 1977 se encontró su historial médico y se supo que en realidad fue trasladada al Psiquiátrico de Ciempozuelos, en Madrid. Allí murió el 28 de diciembre de 1955 de cáncer. Tenía 76 años.
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