Salmorejo cordobés

Dar una receta de salmorejo cordobés es como querer darla de gazpacho andaluz, porque hay tantas formas de hacerlos como imaginación de quienes los crean. La que sigue es una receta más, siendo su único mérito lo que cuento a continuación.

Nunca he podido tomar ni gazpacho ni salmorejo. Siempre me ha sentado mal... y cuando digo mal es muy mal. Así que un día siendo muy joven decidí quitarlo de mis platos preferidos, algo muy complicado además porque a mis padres, sobre todo en verano, les encantaba.

Pero el otro día y viendo por televisión un programa de cocineros y recetas, uno de ellos (concretamente la ganadora de MasterChef Begoña Rodrigo) dio casi de pasada un truco para aquellos a quienes no les sientan bien este tipo de platos. Casi parecía que me había mirado (sonrío). Y ese maravilloso truco, que apliqué en cuanto tuve lo necesario, es tan efectivo que he podido comer y disfrutar ya varias veces de ese maravilloso salmorejo cordobés, y que este verano estará, sí o sí, en mi mesa. Así que si alguien tiene el mismo problema, tanto con el salmorejo como con el gazpacho, ya sabe lo que tiene que hacer.

2 raciones.

2 tomates de pera muy maduros
1 trozo de pimiento verde o rojo
1 cebolla tierna pequeña (de las blancas)
2 dientes de ajo pequeños ó uno grande
Aceite de oliva virgen extra
Sal (preferentemente en escamas)


Opcional y para el adorno:
Huevo duro
Jamón serrano
Una rodaja de pan sin miga

Pelar los tomates y el trozo de pimiento (con el pelador se hace muy bien), y cortarlos en trozos grandes; trocear la cebolla, pelar y quitar el gérmen de los ajos, partiéndolos. Si se quiere añadir la rodaja de pan... quitarle la corteza y poner solamente la miga (al añadir la miga al conjunto, el salmorejo saldrá algo espeso; si se quiere más líquido... no ponerla).

Poner todos los alimentos anteriores en el vaso de la batidora, junto con un buen chorro de aceite de oliva virgen y un puñado de sal. Triturar.

Cuando todo se haya mezclado bien, probarlo: tiene que quedar ligeramente salado (o sabrosillo).

Guardarlo, tapado, en la nevera ya que se sirve muy frío.

En el momento de servir y si se quiere adornar, picar el huevo que tendremos cocido y un par de lonchas de jamón serrano, y ponerlo todo en el centro del salmorejo.

Está buenísimo.

 


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