1,5 gr. de eneldo (se vende en bote o en bolsita, en cualquier supermercado).
250 grs de sal gorda (equivalente: un vaso de agua)
125 grs azúcar (equivalente: medio vaso de agua)
Salmón fresco en lomo
Aceite de oliva (de la mejor calidad que podamos comprar)
Comprar el lomo mejor que las rodajas. Del lomo, la parte de arriba (contraria a la cola), que es más gruesa y resulta la más apropiada para este salmón ahumado. El trozo que compremos, luego se parte en trozos grandes, generosos y gruesos (de una ración cada uno).
Mezclar el eneldo, la sal gorda y el azúcar en un bol.
En un plato o bandeja donde el salmón quede holgado finalmente, poner una capa fina de la mezcla anterior y encima el salmón con la piel sobre dicha mezcla. Colocar encima el resto del bol. El salmón tiene que quedar completamente cubierto con la mezcla y sin que quede a la vista nada del mismo... (como si fuera un pescado a la sal).
Introducirlo en la nevera y dejarlo -sin tocar- durante 48 horas (apuntar la fecha en que se debe sacar, porque no debe estar más tiempo). Pasados esos dos días, lavar el salmón con abundante agua del grifo, hasta quitarle cualquier resto de la mezcla. Secar muy bien con papel de cocina (ésto es muy importante) o con un trapo limpio.
Colocar el salmón en un recipiente (puede ser de plástico), rociando antes el fondo con un poco de aceite de oliva y con la piel boca abajo (tocando el aceite). Volver a rociar con aceite (de oliva siempre) por encima. Meter en la nevera, en su parte más baja (que suele ser la más fría). Ya se puede comer.
NOTA:
En caso de que vaya a durarnos varios días porque hayamos hecho cantidad, y conforme observemos que se vaya secando, ir añadiéndole aceite, siempre de oliva: darle la vuelta con cuidado para que vuelva a embadurnarse y guardar siempre en la nevera. No se tiene que secar por arriba.
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